Las canas son una de esas cosas que no te parecen para tanto… Hasta que las tienes tú. «No me pienso teñir. Cuando me salgan canas, me pienso dejar el pelo blanco y brillante como Lola Herrera. Hay que saber envejecer, además, es elegante, tienen su atractivo», me recuerdo diciendo hace, como mucho, tres o cuatro años. ¡Qué bocachancla estoy hecha! Mi yo de ahora me hubiese dado un buen pescozón para que espabilase y me diese cuenta de que ni todo el mundo tiene un pelo blanco tan maravilloso como el de esa señora ni, desde luego, aparece todo por igual de un día para el otro.

La primera vez que me encontré una cana fue el día que enterrabamos a mi abuela [como para olvidarse, vaya] y casi me da un patatús. Me recuerdo ante el espejo, tratando de encontrar la compostura en una absurda revisión de mi aspecto para la Iglesia. Llevaba un traje de chaqueta negro y un moño tirante que escondía un postizo en forma de donut. Ahí estaba yo peleándome con mi pelo fino para que no delatase el puñetero relleno cuando mi madre -que siempre ha sabido ver todo lo mio antes que yo misma- me dijo aquello de: «Anda, si tienes tres canas».

No una, ni dos.TRES.Tres jodidos pelillos tiesos y decolorados que estaban ahí para darme por culo en el momento más agradable. ¿Qué mejor que un día de funeral para dejar atrás eso del ‘forever young’? Putas, putísimas canas…

kate middleton canas… Y ahí, justo ahí, se me acabó el «no me las teñiré» de mi discurso de la resistencia anti-convención social. Pero, ¿a quién quería engañar? ¡Si yo llevo experimentando con colores varios desde que tenía 20 años! He sido rubia, he tenido mechas azules y hasta me he dado al naranja zanahoria en ocasiones… ¿Por qué iba a encontrar mi identidad capilar de repente? ¿Pero esto no te pasaba a los 40? ¿Quién coño quiere ser Lola Herrera a mi edad? Si yo lo que quiero es la melena de leona de Adele… Sniff, Sniff….

Desde aquel momento de desquicie (llámalo crisis de los 30), ya han pasado casi dos años. Ahora tengo un pequeño ejército de canas dispersas en lugares estratégicos y he aprendido a manejarme con ellas. Al fin y al cabo, no eran para tanto :P. Es posible que muchas de las que me estéis leyendo ahora os hayáis encontrado hace poco con alguna de estas cabronas y no sepaís todavía muy bien como camuflarlas, así que aquí van unos consejos:

1.- «Ya estan aquiiiiii», pero tus canas no son un fenómeno paranormal. Las tendremos todas, tarde o temprano, así que lo primero que debes hacer es asumir el cambio y pensar que igual que la arruga puede ser bella, las canas también lo serán si las llevas con dignidad.

2.- Las rubias estáis de enhorabuena.No sólo tenéis el color de pelo que vuelve locos a los hombres (según estudios de medio pelo, nunca mejor dicho) sino que además para vosotras es mucho más fácil hacer que pasen desapercibidas. Unos reflejos serán suficientes para disimularlas y, al principio, no necesitaréis ni eso.

3.- Otras vivísteis el momento «primeras canas» con 25 años como mucho, así que a estas alturas más que canillas sueltas, como yo, es probable que tengáis áreas como las sienes bastante pobladas de estas amigas decoloradas. En ese caso, no queda otra que darse al tinte… pero sin traumas. Como os decía, la mayoría ya nos teñíamos por el gusto de experimentar y vernos distintas. ¡Sigamos haciéndolo!

Los peluqueros recomiendan que ya en esta etapa sustituyamos los baños de color (sin amoniaco) por permanentes para que las canas se cubran mejor. Yo, sin embargo, encuentro que son demasiado agresivos y prefiero no dármelos muy a menudo. Esto ya es cuestión de gustos, pero a veces es preferible que se te vea alguna canita suelta antes que estar castigando al pelo constantemente.

4.- Sé que en este blog podemos llegar a ser excesivamente insistentes con eso de que hay que cuidar la dieta, pero no queda más remedio que insistir de nuevo en ello. La vitamina B12 es fundamental para la producción de melanina, así que si nuestra alimentación no la incluye en las dosis recomendadas, puede producirse carencias de pigmento. Así que, ¡ale!, a comer salmón, atún, huevos, almejas y otros produztos que la contengan.

5.- Por amor de Dios… Hazte un favor y, ¡NO TE LAS ARRANQUES! Van a salir igualmente. No por aquel refran de vieja que proclama como una especie de maldición gitana que por cada cana que te arranques te saldrán siete, sino porque esto es como lo de las Pringles, pero en malo: cuando haces pop, ya no hay stop. Se ha destapado la caja de pandora, una vez que te salen las primeras no hay vuelta atrás, así que no lo empeores perjudicando a tu pelo con esos ataques gratuitos.

6.- Tú te conoces mejor que nadie y sabes donde están esas puñeteras, así que busca la manera de peinarte con la que te sientas más favorecida. No se trata de ocultarlas, sino de que no aparezcan tiesas en el sitio menos indicado. Cambiarse la raya de lado o un recogido estratégico pueden hacer milagros.

7.- Para cerrar, sobre todo y ante todo, no te dejes esclavizar por ellas. Son sólo canas… Y,encima, ahora el pelo blanco está de moda.