Esta opinión ha sufrido una metamorfosis muy profunda desde que empecé a prepararla. Es lo que tiene investigar un poco… Que los mitos caen… como Falete en “Mira quien salta”. Advertido esto, os hablaré del que ha sido mi último fetiche: Rouge Coco Shine de Chanel – tono Nº 54 “Boy”

chanel boy

El producto:

¿Labial hidratante? ¿Brillo de labios con color? Digamos que pertenece a esa nueva generación de mitad y mitad. Más ligeros, transparentes e hidratantes que la barra de labios tradicional, pero con mayor concentración de pigmentos que el “cacao” de cereza que usábamos a los 15 años.

Son de sobra conocidos y prácticamente todas las marcas tienen su versión, más o menos lograda. Y más o menos apañá de precio. Pero admitámoslo… La idea de llevar en el bolso un labial “para todos los días” de una casa como Chanel… tiene un puntito de capricho decadente que nos llama… como el canto de las sirenas…

De hecho, yo puedo poner nombre a mis sirenas particulares de youtube: la maquilladora profesional Lisa Eldridge y la modelo Ruth Crilly.

Después de tragarme una veintena de tutoriales y reviews mentando el Coco Shine de los cocojones, lo tuve claro: quería uno. Bueno… ¡LOS QUERÍA TODOS! Pero mi cartera dijo “Yo no suelto un duro más. Tú verás si quieres pagar en carnes”. Ejem… Para vuestra información, las perfumerías If no admiten pago en especie. Y ya que tenía que elegir, opté por el Nº 54 por pura mitomanía. Por si alguien no ha visto la peli, “Boy” era el apodo del amante de Gabrielle Chanel, que… (MAJOR SPOILER ALERT)… falleció prematuramente en un accidente de coche.

Coco, je t’aime

Cuando tienes una boca pequeña, bastante roja y con el arco de cupido tan marcado como un jodido Nenuco, comprar un labial es una auténtica odisea. Que lo de “labios de fresa, sabor de amor” suena estupendo cuando lo canta Danza Invisible, pero sexy lo que es sexy… ya os digo yo que no es. Al natural pueden tener un pase, pero en cuanto los maquillas… ¡¡HORREUR!!

Si utilizas un tono nude, parecen “morros de abuela”. Ya sabéis… de esos que se meten para dentro… Y si utilizas un color intenso, ya sabrás qué fue de Baby Jane

Baby jane

Glorioso también. Así que podréis imaginar lo contenta que me puse cuando comprobé que mi nuevo objeto de deseo cumplía con mis expectativas.

La textura de Rouge Coco Shine (RCS, que me canso) es increíblemente suave y ligera, no oculta la propia textura del labio. La sensación de hidratación es inmediata. Y el color se mimetiza con el de tus labios, por lo que el resultado siempre será natural. De hecho, me gustó tanto que, a pesar de las quejas de mi cartera, compré otros 2 RCS para regalar:

Rouge+Coco+Shine+Lipsticks

Ahora me arrepiento… y no sabéis de qué manera…

El ingrediente secreto

Lo que distingue a RSC de otros productos similares como “Chubby Stick” de Clinique o “Rouge Caresse” de L’oreal es su composición. (Fuente: Codsna)

RCS contiene un ingrediente gracias al cual el labial se funde con la piel y se adapta perfectamente a ella, manteniendo unas condiciones aptas de humedad y elasticidad. Este agente hidratante, antioxidante y emoliente está presente en el cuerpo de todos los organismos complejos, incluyéndonos a nosotros, como lubricante y protector de la piel. El residuo de vuestras huellas dactilares, por ejemplo, contiene este lípido. Estamos hablando del escualeno. Más concretamente, de su forma hidrogenada, el escualano; más resistente a la oxidación y, por ello, más adecuada para la cosmética.

Hoy en día, es posible sintetizar escualano a partir productos vegetales, como las semillas de amaranto, el salvado de arroz, el germen de trigo o el aceite de oliva. Se conoce a este compuesto como “escualano sintético”, “escualano de origen vegetal” o “fito-escualano”. ¿Por qué es esto importante? Porque las marcas que lo utilizan lo identifican como tal en sus envases. Si no es así, significa que el compuesto utilizado es de origen animal.

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Y como sois muy listicas, ya habréis adivinado de donde procede…

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¡Efectiviwonder! El escualeno es aceite de hígado de tiburón, siendo especies como la quimera, el quelvacho o el carocho las principales fuentes para su obtención. La mayor parte de los tiburones tienen un crecimiento muy lento y alcanzan la madurez sexual a mediados de su ciclo vital. Y aún alcanzada esa etapa, sus ciclos reproductivos son escasos, lo que significa que su tasa de natalidad es muy baja y, en muchos casos, no alcanza a compensar la tasa de mortalidad. De ahí que se encuentren en grave peligro de extinción.

Ésta es, damas y caballeros, el origen de mi coconflicto. Si hubiera sabido que contenía precisamente este ingrediente, no lo habría comprado. No quiero que me toméis por una moralista. Cada cual tiene sus principios y la explotación de especies animales amenazadas, ya sea para la industria alimentaria, farmacéutica o cosmética, es un tema lo suficientemente controvertido como para que todo el mundo tenga, en un sentido o en otro, una fuerte opinión al respecto. ¡Respecto!

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No obstante, no sería completamente sincera si no confesara la culpabilidad que siento por no haber investigado un poco sobre RCS antes de comprarlo, sobre todo sabiendo que Chanel está en las listas negras de PETA. Pero sucumbí al “¡LO QUIERO! ¡LO QUIERO! ¡LO QUIERO!”

Conclusión final

Nop. No os convertirá en Vanessa Paradis… ¡ni falta que hace, reinas moras! Realmente es un buen producto y vale lo que cuesta, así que no diré que no lo compréis. ¡Faltaría más! A mí, la verdad sea dicha, me quemaba en el bolso, así que he regalado mi “Boy” a mi amiga del alma Mary Happy. Volveré con resignación a “Chubby Stick – Heapin Hazelnut”, que no está nada nada mal, ¿eh? Pero lo reconozco… NO ES LO MISMO.