Tengo ídolos. Sí, admiro a artistas. Sí, tengo personajes icónicos a los que miro y remiro. Y sí, me entra ese gustico indescriptible cuando ves algo que trata de homenajearle, algo que muestra su imagen. Como cuando eres muy fan de un grupo y luces su camiseta orgullosa. Así que yo soy feliz encontrando láminas con su imagen, leyendo su biografía o artículos varios. Pero puede que llegue un día en el que cada vez encuentres más y más cosas con su cara: camisetas, muñecos, tazas, cuadernos… Y la admiración pasa a ser moda. Moda saturadora. Sí, este año le ha tocado a: Frida Kahlo.

Quienes me conocen sabe que desde hace mucho tiempo la Kahlo está entre mis ídolos. Hace años que dibujaba laminicas de Fridas, he leído sus diarios, conozco sus obras… Y la gente me regalaba cosas que tenían su imagen. Y me moría (y muero) de amor. Como decía, es como quien sigue una saga o a una película. Con la diferencia de que a quien llevas en tu camiseta es una persona real. Alguien que hizo, consiguió algo y a quien admiras.

Y justo en ese punto es cuando todo se empieza a llenar con su imagen. Pasa a ser una moda, su cara pasa a ser una marca. ¡Pero que le vais a gastar! Sólo faltan el Colacao con sus cejas, vamos, el KahloCao.

Ya pasó con el Ché Guevara. Si el líder de la revolución se viese ahora en camisetas, tazas, mecheros y gorras se preguntaría si alguien no entendió bien qué es lo que contaba.

También con Marilyn. Durante años luchando para que la dejaran de ver sólo como una imagen, que viesen algo más que su disfraz y ahí la tenemos hasta en los bazares chinos estampada en tazas, lienzos y alfombrillas de baño. Ya lo vimos con Chaplin y hace unos años llegó la saturación de Audrey Hepburn del que todavía nos dura la resaca.

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Marilyn, hija. A lo que hemos llegado.

El problema no es sólo que aparezcan en todas partes, que muy bien, es que me pregunto si conocen realmente  de quien es la cara que llevan en el bolso, si alguna vez vieron sus películas, conocen quiénes fueron o qué dijeron. Porque a más de un adolescente he oído confundir a los Rolling y su lengua con una marca de ropa (Ojo. Esto está pasando); así que habrá qué ver qué dirán de estos iconos convertidos en moda, convirtiéndolos en nuevos Hello Kitty, Y ahí está esa frágil línea que separa la admiración de la moda. 

Frida y Google

Ahora es Kahlo. Mi apuesta es que están por venir las camisetas y tazas de Coco Chanel, Lady Di y Virginia Woolf. Así que reivindico convertir en moda a otros iconos. A ver si pronto vemos tazas de Sarita Montiel, Lina Morgan o Mari Trini. Ellas también fueron icono, ellas también deben ser moda de camiseta.

Ilustración de Irene Márquez.

Imagen destacada de Fab Ciraolo.