Hola, me llamo Marta y vengo a hablaros de mi libro… Y por “libro” quiero decir mi Instagram: @martcacio

Como mujer de 22 años siempre he sentido la presión de la sociedad para ser una chica perfecta. ¿Qué es ser una chica o una mujer perfecta? Podemos verlo en cualquier revista de moda, en la televisión.. Chicas delgadas, altas, sin ningún pelo de más en el cuerpo y con una larga melena, mujeres que no dicen palabrotas, no juegan a deportes violentos y se hacen las tontas por órdenes del guión.

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Un ejemplo de todo esto son los anuncios en los que las mujeres se depilan unas piernas sin ningún pelo antes de pasarse la cuchilla o la maquinilla, contraponiendo el caso de los hombres que se afeitan si tienen barba.

La sociedad está empezando a cansarse de estos clichés y gracias a esto estamos viendo cambios que nos llevan a un lugar un poquito mejor cada día.

Por todo ello decidí que era hora de hacer algo y qué mejor oportunidad que el Trabajo Final de Grado. (Sip, en Publicidad y RRPP puedes hacer de tu TFG un proyecto.) La plataforma para promoverlo sería Instagram, rápido y moderno, como las mentes a las que quiero llegar.

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El primer paso fue convencer a las modelos de que posaran para mí, a lo que accedieron de inmediato. Chicas jóvenes de mi entorno, unas más anchas, otras menos… Ninguna una top model en sentido estricto.

El resultado después del acabado final (en el que únicamente retocaba la luz de la imagen) era, según palabras de la mayoría, “la mejor foto que me han hecho nunca” ya que no todas nos podemos ver desde un ángulo estratégico con una luz que incida de una determinada forma en cualquier momento. Para estas fotos hemos necesitado más de 5 fotos cada una… “Sube la mano derecha. No esa derecha, la otra derecha! El mentón más abajo pero con los ojos mirando a esta baldosa…” Ser modelo parecía mucho más fácil en su imaginación. Pero toda esa emoción inicial acababa de manera inmediata al enseñarlas el resultado al lado de la foto original, la imagen con la modelo “de verdad” hasta tal punto de pedirme que dejara de enseñarles “eso”, mientras se sacaban todos los fallos como si de un juego de las 7 diferencias se tratara. Porque, claro, yo no usé ninguna clase de photoshop para arreglar sus imperfecciones o estilizarles los brazos o las piernas… Algo que con las modelos canónicamente perfectas se hace habitualmente.

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Ese fue el momento en el que pensé que no debía seguir con el proyecto y elegir otro tema, pero como soy un poco terca seguí haciendo fotos y fue lo mejor que pude hacer ya que ahora mis modelos enseñan en Facebook orgullosas sus retratos y reciben comentarios positivos.

He hecho de mi proyecto una crítica a la sociedad y he aprendido realizándolo más de lo que nunca pensé. Pero, hay muchas más cosas que debemos cambiar y veo que vamos en una buena dirección, solo hacen falta pequeños empujones como este ya que muchos pequeños empujones hacen uno grande.

Y con esto os invito a que le echéis un vistazo a mi trabajo con la esperanza de que veáis lo mismo que veo yo, y es que una mujer como cualquiera de nosotras es tan guapa como una modelo.