Vale, sí, lo admito. A veces en el curro cuando necesito un break «marujeo» facebook, revistas en su formato digital y entro en páginas ridículas y absurdas que hacen que me ría hasta la saciedad. Soy consumidora más o menos habitual de esas paginas web chorras donde la base, normalmente, es reírse de algo o alguien haciendo el panoli.

Tú te sientas en el ordenador, entras en la página de turno y te ríes de alguien desconocido. En primera instancia es un acto inocente sin más repercusión pero, realmente,  te estás riendo de de lo ridículo, patético, feo o gordo que es alguien. Esto es así. Pero ¿qué pasaría si un día te despertaras y tú fueras la protagonista de una de esas publicaciones? Esto mismo le pasó a Caitlin Seida. Un día se despertó y, lo que había sido una noche de halloween divertida con sus amigas, se habia convertido en objeto de mofas y burlas de desconocidos en Internet.

Primer batacazo. Al pasar las horas te das cuenta de que lo hecho está hecho y no te queda otra cosa que aceptarlo e intentar reirte, recordar lo divertida que fue esa noche y convencerte de que esa foto es el reflejo de ésta. Pero no, no queda sólo en una fotografia divertida en la que sales más o menos favorecida (estas páginas se alimentan de fotos en las que sus protagonsita salen francamente mal). Después del primer shock llega lo chungo de verdad, lo que te destruye por mucha confianza que tengas. Mucha gente no sólo se ríe desde su ordenador en su pequeño mundo, no. Mucha gente se cree con derecho a comentar y soltar auténticas barbaridades. Desde un auténtico avasalle cibernético,  pasando por un acoso y buying brutal a base de crueles insultos hasta gente cuestionando como alguien asi de gordo/feo/patético puede vivir.

¿Hasta dónde llega la crueldad de internet y de las personas? ¿Cómo alguien puede cuestionar mi derecho a vivir por ser gorda? Yo desde luego, no lo entiendo (ni quiero entenderlo porque eso sería síntoma de mi monstruosidad como persona) . Quiero creer que esa gente no es consciente de lo que dice, que verdaderamente no piensan así. Me niego a creerlo. Me parece que sentenciar de esta manera a alguien por su físico es de una crueldad y pobreza de espíritu absoluto y me de mucha pena, rabia y me enfada muchísimo. Es una  falta de educación, princpios, tolerancia… ¡es una falta de todo!

Yo, sinceramente, si fuera protagonista de una de esas publicaciones no sé cómo lo sobrellevaría. Es decir, tengo complejos e inseguridades pero también me quiero mucho y tengo mucha confianza en mí misma y aún así creo que ninguna persona, independientemente de la fortaleza mental de cada una, pueda tolerar eso y conseguir que no le afecte. La gente tiene derecho a ser como uno quiera ser. Si no podemos elegir lo que es prioritario para una misma ¿qué debemos hacer? Si no podemos ser libres para elegir como queremos ser ¿qué nos queda? ¿tenemos que obligarnos a tener la misma talla, las mismas facciones, la misma manera de vestir? Desde WLS decimos NO.  

Nacimos para ser felices no para ser perfectos a ojos de desconocidos que se esconden detrás de un ordenador.