El género musical es uno de mis guilty pleasures desde la más tierna infancia y resulta que está muy de moda esta temporada. Es probable que nunca jamás vuelvan a conseguir el efecto Grease, pero está muy bien que lo intenten porque un musical bien llevado siempre es una gozada.

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Cuando me enteré de que Stuart Murdoch estaba trabajando en un proyecto cinematográfico, basado en una serie de canciones que escribió en solitario en el 2003, casi me da un ataquito. Belle & Sebastian es uno de mis grupos favoritos para escuchar en otoño (sí, estoy bastante loca y ordeno la música en clave estacional, tenéis que quererme así) y evidentemente no me podía perder una película dirigida por su vocalista: la estrenaron el viernes y el domingo ya estaba sentada frente a la gran pantalla.

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Ambientada en Glasgow (lo que le da un puntito bucólico muy cuqui), con numerosos guiños al Britpop y con una estética algo exagerada (a medio camino entre una peli de Wes Anderson y una revisión de la Nouvelle Vague), God Help the Girl nos cuenta la historia de una frágil y guapísima Eve que busca refugio y salvación en la música pop. Aunque en realidad trata de esas personas que llegan de repente y te tocan la fibra sensible. Y no voy a contar más porque no quiero spoilear a nadie (guiño, guiño).

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El argumento puede resultar algo flojo pero la banda sonora es tan maravillosa que se te olvida: es como un videoclip de dos horas. Los jóvenes actores protagonistas están estupendos y los looks que llevan son increíbles. Es una película agradable, perfecta para ver un domingo por la tarde sin ninguna pretensión. Muy recomendable si te gusta la música y te apetece pasar un buen fijándote en los vestidos y en todos los detallitos-topicazos de la escena pop más naïf. Personalmente la disfruté mucho, me pasé toda la película moviendo el flequillo al ritmo de la banda sonora y estoy esperando al mes que viene (ahora soy pobre, MUY pobre) para comprarme el disco.