Cuando eres joven empiezas dietas pensando que el día que consigas estar en tu peso saludable serás feliz de por vida. Lo que no sabes es que tu verdadero problema comenzará justamente ahí, cuando tengas que mantenerte. Para los que como yo tienen metabolismo vago, lento (o hijo de puta, a secas) y además cierta fobia a la actividad deportiva, no hay dieta más que la eterna. Y quien dice dieta dice vida sana, healthy life o como narices se defina ahora a lo de comer mucho verde, poco rebozado y mover el culo.

moment on the lips forever on the hips

Llega un día en el que te das cuenta que nunca serás como tu mejor amiga. Esa que se harta a donuts, bebe los findes y entre semana, acompaña las pelis en el cine con dos cubos de palomitas azucaradas y aún así siguen pidiendo ‘la talla más pequeña, por favor’. Y en realidad, a mi lo que realmente me fastidia (y me duele, para qué mentir) no es no estar delgada como ella, sino no poder disfrutar de la comida sin tener que preocuparme por engordar todavía más. Porque a veces el agobio de la gente como yo no es ser un figurín, sino estar pendiente de que a la mínima que se te vaya de las manos no entras por las puertas. Yo firmaría a ciegas por una talla 44 si un Dios divino me asegurase que aún comiendo lo que quiera y cuando quiera no subiría un gramo.

horizontal running

Pero a mi me gusta verle el lado positivo a todo, incluso a estas putadillas de la vida que a veces te hacen sentir miserable. Vale, sí, nos ha tocado un metabolismo de mierda y viviremos parte de nuestra vida obsesionadas con no haber subido suficientes escalones o haber ingerido demasiadas calorías, pero como dice siempre mi madre:  ‘hay cosas peores’. Dentro de todo es un mal que se puede controlar (a base de mucho esfuerzo, experiencia y conocimiento personal) y aunque con altibajos, uno puede llegar a verle el lado bueno a algo que en un principio no le desearíamos ni a nuestro peor enemigo. Si consigues dominar el pequeño troll que hay en ti te darás cuenta de que el proceso te ha llevado a conocerte a ti misma más de lo normal, que te habrás convertido en una mujer mucho más fuerte y que si el sobrepeso no ha podido contigo, menos lo harán otros dramas menores.

die calories

Esto es una carrera de fondo y como tal hay que buscar motivaciones constantes que te hagan no perder el norte. Yo estoy en pleno proceso de cambio de hábitos (que si queréis puedo contaros a modo de diario en otros posts) y no puedo estar más feliz. No solo por la bajada de peso que empieza a ser más que evidente, sino porque no hay nada más maravilloso que meterte en la cama sabiendo que has cumplido contigo misma. Que te has cuidado, que has mirado por tu salud y por tu futuro. Eso te hace tomar las riendas, sentir que tienes el control de tus días y amigas, que no os cuenten milongas, tomar posesión sobre tu vida es de las cosas más gratificantes que puedes hacer por ti misma. Nunca lo habrás intentando suficientes veces y puede que si lo retomas hoy mismo, sea la definitiva.