Yo he sido la novia más gorda que han tenido todos mis novios. Casi con total seguridad podría afirmar que también he sido el rollete con más kilos que han tenido todos mis ex rolletes. Excepto algún caso concreto (claramente interesado en las curvas prominentes desde el principio), la mayoría se sorprendían a si mismos al sentirse atraídos por una chica que pesaba más que ellos.

Porque sí, señores. A día de hoy y tras el pertinente recuento de conquistas puedo afirmar que no he conocido varón que pesara más que yo. Y no es que a mi no me gusten los gordos, es que no se ha dado el caso. Y casualidades de la vida, ninguno de estos chicos había estado antes con una chica bien entrada en carnes (es decir, no eran chubby chasers ni amantes del buen jamón).

‘Yo pensé que solo me gustaban delgadas, pero tú…’. ¡Cuántas veces me habrán dicho frases similares! Y he de reconocer que antes me lo tomaba fatal pero la experiencia vital me ha hecho ver que ser la excepción que confirma la regla puede ser maravilloso.  Si alguien te dice algo similar debes pensar: lo que realmente ocurre es que soy tan sumamente genial que el número de mi báscula ni tan siquiera importa. Y hay algo mágico en ver cómo una persona que creía que tenía claras sus preferencias se acaba volviendo loca por una chica que en teoría no entraba en ellas. Siéntete Harry Potter por un día, ¡tú eres la artífice de esa magia!

Y cambia la palabra ‘delgadas’ por rubias, altas, femeninas, blancas.  Esto es aplicable a un trillón de cosas, claro. Yo odiaba a los calvos y casi me caso con uno. Cosas que en alguien que no conoces podrían no gustarte, cuando estás pillado por ese alguien, empiezan a resultarte graciosas, cuquis, adorables. Ese michelín que pensabas no te atraería, ahora te dan ganas de pellizcarlo. Esa calva que brilla al sol de la que tanto te reías, es ahora el blanco perfecto para un beso cariñoso. Ese meñique torcido se llega a ganar su nombre propio.

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Al final todo se resume a que uno nunca sabe si algo o alguien realmente le gusta hasta que lo conoce en profundidad. No dejes que los prejuicios te frenen de conocer a alguien genial que complete tu vida solo porque de primeras no parece tu ‘persona perfecta’. Quizás sus imperfecciones sean justo lo que necesitas :)