Con mi estatura es algo que llevo conviviendo 22 años. Soy bajita, mido 1,50 y aunque al resto del mundo le sorprenda soy feliz. Pero seguro que estas cosas me pasan a mí y todas las que medimos metro y medio (mal medido como dice mi madre) o menos.

  1. Pantalones pitillo que dejan de ser pitillo cuando cortas los bajos.

Vale, de acuerdo. Soy bajita y tengo que cortar siempre los bajos (A 1500 sastres le gusta esto) pero tengo taaan mala suerte que si corto los bajos o mejor dicho, el medio pantalón que me sobra, el pitillo desaparece.

  1. Agarrotamientos crónicos por culpa de las sillas asesinas.

El tendón del muslo creo que se me acabará desintegrando. Me siento, me cuelgan las piernas y en viajes largos en autobús o si estoy en el ordenador de repente me entran ganas de ponerme a bailar el baile del San Vito o a blasfemar en idiomas que yo misma ni conocía. ¿Estoy loca? Quizás… ¡pero es que se me ha agarrotado la pierna agresivamente!

  1. El olor humano producido por la gente poco higiénica en el metro.

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Además de tener que hacer equilibrismo en el metro cuando me toca ir de pie tengo que llevar una máscara de gas en el bolso, que no veas lo que ocupa. Mi plano visual en esos momentos es solo de axilas y muchas de ellas poco higiénicas. De verdad, esa gente que decide no ducharse por la mañana ¿ha decidido olerse antes de salir? ¡Denunciémosles a sanidad!

  1. Aprendí a trepar cuando lo que me gustaba estaba en la estantería de arriba.

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Sí, no nos queda más remedio. En el supermercado, en tu casa (sobre todo si convives con alguien más alto), en las tiendas de ropa… Si no tienes un taburete cerca sacamos nuestro orgullo de bajita y en vez de pedir ayuda, trepamos. Y con el tiempo vamos perfeccionando nuestra técnica.

  1. Generalmente nos gustan los hombres grandes.

Sé que habrá miles de excepciones que confirmen la regla pero a mí me pones un hombre barbudo, alto, grande… y pierdo las bragas. Y me gusta con todas sus consecuencias siendo totalmente consciente que hay posturas básicas en la cama que no puedo hacer porque me quedo encajada. Eh, pero a mí eso me lo han contao…

  1. Gente que se choca contigo por la calle por no mirar para abajo.

Vas andando tranquilamente, giras una esquina y ¡PUUUM! choque al canto. ¿Hola? En tu mundo de 1,80 existe gente de 1,50 con la que tienes que convivir. Mira un poco más abajo. Gracias.

  1. ¡Se acabaron los selfies en los baños públicos!

¿Podéis poner los espejos más bajos? ¡Yo también quiero hacerme selfies y decir que estoy muy buena, ¿vale?

  1. La primera fila “siempre” estará reservada para nosotras.

En las fotos de grupo siempre seremos las protagonistas. Pero en los conciertos, tendremos que ponernos en modo locas para poder ver algo.

  1. Golpes en la cabeza con objetos contundentes.

Señores que colocan los extintores, ponedlos 10 centímetros más altos ¡Que ya no me quedan neuronas con tanto golpe!

  1. Nosotras no usamos camisones usamos camisetas, que viene a ser lo mismo.

Lo que nos gastamos en los bajos de los pantalones nos lo ahorramos en pijamas de verano. Aunque sean de abuela, oiga…

Porque ya sabemos que somos más manejables y que el perfume se guarda en frascos pequeños. Porque a pesar de ser bajitas somos fantásticas y graciosas con nuestras torpezas. Mido 1,50, y ¿qué?

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Autor: Caterina Rodríguez