Dormir en pareja es muy guay. Generar ese vínculo de intimidad en vuestra «cuevita» es una de las cosas más gustosas de compartir tu vida con alguien… pero mientras compartes cama PASAN COSAS.

1. El ritual del dormir es casi siempre el mismo: cucharita 10 minutos y luego cada uno por su lado.

2. A veces ese frotifroti de la cucharita acaba en un polvo estupendo (guiño, guiño).

3. Luchas a muerte, sin ningún tipo de piedad, por abarcar la mayor cantidad de centímetros cuadrados de manta.

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4. La putadita de los pieses gélidos y los bailecitos rutinarios de «tu a mi no me tocas con esos dos trozos de hielo, maldito».

5. Vivir en tiempo real los sueños de la otra persona gracias a patadas, gritos y respiraciones extrañas.

6. No pegar ojo porque tu compañero (o compañera) de cama se ha pasado con la birra y está roncando más de lo normal. Grabar un audio para que lo escuche al día siguiente y tenerlo como prueba, obtener como respuesta: «¡Boh! Eso no es nada… tu roncas muchísimo más».

7. Por no hablar de esos momentos en los que te roncan en el puto oído y los sutiles mecanismos para que paren de hacerlo… (guiño-guiño)

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8. Si eres una estufa (es mi caso) en invierno se te pegan locamenti dejándote el espacio vital en negativo y en verano hacen como si no te conocieran (y casi mejor, ¿verdad?).

9. Aprendes a tolerar las alarmas despertadoras de tu pareja. Pero te cagas en toda su familia cuando suenan a todo volumen a las 6 de la mañana el día que a ti no te toca madrugar…

10. Ese odio declarado de cuando tienes insomnio y tu pareja es capaz de dormir a pierna suelta. Ese odio incontrolable que surge cuando la otra persona duerme mucho mejor que tú.

10. El control del espacio del colchón es casi una guerra psicológica. ¿Cuántas noches te has despertado literalmente al borde el abismo de la cama?

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11. Los pedos que te asustan cuando estás cayendo plácidamente en brazos de Morfeo.

12. Llegar al pacto de no agresión sobre la temperatura, cantidad de mantas y altura de las almohadas. Y sí, ya estás preparada para ser mediadora internacional.

13. Cuando uno de los dos está enfermo y os toca compartir cama es uno de los mayores dramas de la humanidad. Sudores, toses, mocos, alarmas a horas intempestivas para tomar medicación…

14. Levantarte para ir al baño y al volver a la cama tener que hacer una especie de tetris corporal en el huequito mínimo que te han dejado.

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15. ¿Sabes cuando estás a punto de quedarte dormida y te da la impresión de que te vas a caer de la cama? Es un pelín desagradable, pero si le pasa a tu pareja de cama es un susto del carallo (nivel pedo).

16. La prueba de fuego: el aliento mañanero.

17. Es un hecho, la noche que puedes dormir sola y puedes hacer la croqueta por la cama, lo disfrutas mogollón (pero a veces pasas frío).

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