La niñez, esa graaaaan desconocida.
La verdad es que yo de pequeña era una niña un tanto raruna. Vamos, que eso de jugar para mi estaba sobrevalorado y mi afición era devorar un libro tras otro. Pero oye, como yo siempre he dicho, cada tonto con su tema, jajaja.
Pero hemos de reconocer que en el fondo – muy en el fondo – hay ciertas cosas que echamos de menos…

Los baños eternos

Y es que llegaba la hora de la bañera y oiga, no había quien nos sacara de ahí. De repente tu piel pasaba a ser la de Ms. Garbancita… ¡y tan feliz! Y de fondo estaba esa voz que decía:

– ¿Quieres salir de una vez que te van a salir escamas? (o aletas, cada madre decía una cosa…)

Pero tú solo pensabas en seguir haciendo burbujas, en remojar esos dedillos llenos de surcos, en sumerjir la esponja…

Juegos de patio

A ver… aquí tengo que decir que yo no era de las que jugaba mucho, pero sí era fan fan de la goma… jo, eso de meter la pierna y enrollarla alrededor y seguir saltando y que no se liase… vamos, es que era lo más! ¿Y qué me decís del «meri oneeeee chuuuu threeee FRENTE CARA…»? o cualquiera de palmas. La comba, las canicas, las chapas, el pañuelo, el escondite inglés…

Mirar el teletexto

– Niñoooo!!! mira a ver qué echan esta noche en la tele.

Uy, madre. Qué emoción! te cogías el mando, y como el que tiene un tesoro te ponías nerviosito a darle a los botones (401 para la primera… creo, que ya ha llovido…!). Eso era lo más, saber lo que iban a echar, ver el horóscopo…

Grabar nuestra música

Porque aunque ahora tengamos unos móviles de la leche, antes eras la ostia si tenías un Walk-man…bueno, y ya no te digo si tenías un Disc-man. Ahí es que eras el rey de la fiesta! Con las cintas hacíamos de todo: nos grabábamos a nosotros mismos haciendo el mongolillo, canciones de la radio (ese maldito momento en que hablaba el locutor), las rebobinábamos con bolis BIC y hasta las pegábamos con celo si se jodían… valían para todo!

Las notitas

Ahora todo son SMS (uy que digo, eso ya no…), WhatsApps, Insta Directs… pero cuando Ramonchu tenía su primera capa nos entreteníamos un rato en clase escribiéndonos notitas de lo más absurdas, sobre nuestros planes del finde, nuestros amoríos… Hasta que el profesor te veía y te echaba esa miradita de «Señorita, guarde eso…» o, lo que es peor, humillándote leyéndolas en alto… mu rico.

Que sí, que está mu bien crecer, hacerse mayor, to lo que tu quieras, pero esos momentos en los que solo pensabas en levantarte, vestirte, ir al cole, volver, comer, ver los dibujos (o leer para las frikis como yo) y meterte en el catre a montarte películas con tus amigos imaginarios… hay que reconocer que eran la leche.

Y tú, ¿qué más cosas echas de menos de cuando eramos chicos?

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