No es que me guste conducir. Me encanta. No a todo el mundo le gusta y puedo entender por qué pero desde que soy bien pequeña soñaba con llevar un coche como ‘símbolo de libertad’. Al final por circunstancias de la vida me saqué el carné bastante tarde, pero desde aquel 2 de enero he cogido el coche todos y ha sido una montaña rusa de emociones y experiencias. Una de las cosas a las que ningún profesor de autoescuela te enfrenta es a sufrir un atasco. Nadie nace sabiendo y menos si eres alguien que no dispone de mucha paciencia. Porque en los atascos esa es la clave: la paciencia.

No puedes hacer mucho pero sí que creo que pasas por una serie de fases desde que empiezas a estar parado hasta que llegas a casa. Yo paso por ellos constantemente porque me como atascos de 2 horas casi a diario para ir y para volver del trabajo. #benditaM30.

Fase 1: Solucionar el tráfico

En tu cabeza claro. Te crees que sabes el motivo por el que se genera y buscas la solución rápida. Qué harías tú si estuvieras en el poder. Empezando por ver y analizar dónde se está generando el nudo, cómo afecta a cada salida e incorporación y cómo pondría agentes de movilidad aquí y allí.

Fase 2: Conversar con uno mismo

Cuando te aburres de controlar otra de las cosas que se pueden hacer es fantasear con casi lo que quieras, pero a mí me gusta imaginarme enfrentamientos ficticios con amigos con los que he tenido una bronca, o solucionar problemas que tengo en la cabeza, generando conversaciones que jamás existirán porque están solo en tu cabeza y tú eres las dos partes. Pero qué divertido es y cómo me ayuda a hacer que el tiempo pase más rápido.

Fase 3: Observar el paisaje como distracción

Supongo que depende de lo que tengas que ver. En mi caso no hay muchísimo ‘paisaje’ porque más bien son edificios, pero ya me los tengo aprendidos. Sé cuales están construyendo y cuales tienen gente dentro. De pronto pasas por un campito, el pardo o ves árboles. Mi paisaje favorito es la sierra de Madrid nevada. Fijarse en el entorno, además, ayuda a tener mejor orientación.

Fase 4: Sacarse mocos

Ew, ¿verdad? Pues dejadme que os diga que siempre que voy en el coche y miro a mi alrededor lo hace mucha más gente de la que creeis e incluso apostaría por que tú también aprovechas cuando nadie te ve en el coche.

Fase 5: Cantar en modo extremo

Como si no hubiese un mañana y nadie a tu alrededor te escucha. Poner una canción en loop y escucharla y escucharla y desgastarla hasta que la odies. Es curioso pero es una de las cosas que más hago en el coche también mientras estoy parada o avanzando a cuentagotas.

Fase 6: Insultar

A todos y por todo. Después de la primera hora ya no puedes más y empiezas a perder un poco los papeles. Cualquier excusa es buena para llamar hijoputa al que tienes al lado por colarse sin poner el intermitente.
 

Fase 7: Meditar

Cuando ya has perdido los papeles, te sienta mal absolutamente todo. Intentas calcular lo que te puede quedar para llegar pero no sabes ni cuando llegarás ni cuándo va a parar o si empeorará la cosa. Cada vez que pisas el acelerador y otro coche frena o te adelantan o cualquier cosa es motivo de gritos y drama pero ya estás en ese momento de ‘basta ya, necesito llegar a casa de buen rollo’. Los atascos cansan mucho.