7 COSAS QUE NO

 

1. Hablar por teléfono durante horas. Dónde quedan aquellas tardes eternas con la oreja sudorosa tras hacer repaso con tu mejor amiga de toda la pandilla (miembro por miembro, historia por historia). Echar la tarde colgada al teléfono hasta que tu padre abría la puerta para decir: ‘hija, cuelga, que esto no es la Telefónica‘. A partir de los 30 pierdes el gusto por las charlas interminables, con los datos básicos para quedar, suficiente. Y si apañas con un whatsapp, mejor que mejor.

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2. Grupos de whatsapp para hablar sobre el tiempo. En realidad ni a los 30 ni a los 20, pero creo que a partir de cierta edad das más valor a ese maravilloso botón de ‘silenciar’ conversación (gracias señores desarrolladores de la app por haber aumentado la opción de silenciar hasta un año).

3. Atiborrarte a comida basura. A ver, en realidad sí lo harías lo que pasa es que ahora no puedes. Ya no es solo el flotador que asoma en tu barriga, son los granos adolescentes que te salen, la acidez antes de dormir, las digestiones pesadas y la sensación de culpabilidad que te ronda. Nadie mejor que tú sabe que tu metabolismo ya no es el que era y que los caprichos, mejor de vez en cuando.

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4. Ir de camping. Y sí, incluímos festivales en esta modalidad. Llega una edad en la que dormir en el suelo NO ES UNA OPCIÓN a no ser que quieras lamentarte durante un mes de un insoportable dolor de espalda. Te costará el doble, pero eres consciente de que tu resaca y tú agradeceréis una camita al final de cada jornada y un desayuno recién hecho cada mañana.

5. Los tacones de aguja. Adiós al ‘para lucir hay que sufrir’. Teniendo en cuenta que ya las resacas de por sí duran el doble, a partir de cierta eda una tiene que evitar hacer la croqueta por el suelo con todas sus fuerzas. Si para esto tiene que salir en bambas y dejar los tacones para las bodas, LO HARÁ.

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6. Viajar por Europa en habitaciones compartidas. Haces amigos, compartes la pasta de dientes, quizás hasta te líes con alguno de tu misma habitación pero NO. Y es curioso, porque con la edad lo que cada vez tienes menos es pudor y vergüenza, pero quizás ahora eres más consciente de los peligros que algo así conlleva y tú con la vida de tu Iphone no te la juegas.

7. Las discotecas ya no las soportas. Los pubs te dan un poco de urticaria. Tú donde eres feliz de los 30 en adelante es en ese bar de viejos donde el chato cuesta 1 euro y las cañas dobles entran como agua. Ese bareto con cacahuetes en el suelo donde la dueña probablemente se llame Paqui (o Antonia, quizás) que sobrevive a base de treintañeros borrachos como tú y en el que puedes elegir la tapa que ponen con el copazo.

7 COSAS QUE SÍ

 

1. De repente tus padres molan. Esos seres que hasta ahora te han dado la brasa sin parar y que pueden pasarse ‘escribiendo…’ eternamente en el whatsapp para ponerte tan solo ‘HOLA HJA!’ y un icono de un mono, ahora molan y mucho.

2. El vino. Pasaste del calimocho al vodka, del vodka al Malibú con piña, del Malibú con piña al ron con Coca Cola Light, ¿pero ahora? Ahora no hay noche sin vino. En realidad, no hay vida sin vino.

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3. Quedarte en casa viendo series o pelis bajo la manta ya no es de friki, a partir de los 30 es tan mainstream como el Canto del Loco en su época. Te dan pena esos jovenzuelos haciendo botellón bajo lluvia…¡con lo bien que estás tú con tu edredón y la estufita!

4. Aplicar la limpieza de amigos de Facebook a la vida real. A partir de una edad es lícito apartarte de aquellos amigos ‘que siempre cancelan a última hora’ o ‘que justo hoy les pilla fatal quedar porque tienen que sacar al perro‘. Mentira. Tu experiencia vital te permitirá alejarte de la gente tóxica antes de que sea demasiado tarde. La experiencia es un grado, dicen.

5. Recorrer España gracias a las bodas. Con esto de haber estudiado en Santiago, cursar tu Erasmus en Toulusse y la Séneca en Granada, es muy probable que ninguna de las bodas a las que te invitan suceda realmente en la ciudad en la que resides. Aprovecha para conocer todos esos rincones de España que jamás hubieras pensado y de paso, tráete un vinito en la buchaca y un par de garrafas de aceite/cachopos/lo que se tercie.

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6. Gastarte el sueldo en tus aficiones. Cómo de maravilloso es entrar en Amazon ‘recién cobrao’ y gastarte unos cuantos cientos de € en colecciones que solo tú entiendes. Ahora no hay nadie que te impida gastarte TU dinero en una lomográfica que usarás una vez en tu vida y jamás aprenderás a usar. A ti te mola, y punto.

7. Dedicarte a lo que realmente te gusta e intentar ser feliz a tu manera. Porque ya pasó la época en la que te dejabas aconsejar por gente que en realidad no tenía mucha idea sobre ti. Ahora sabes que tu ilusión está en comprarte los libros de tres en tres, o en volver a ser becario pero empezar a tocar la guitarra, o hasta en evitar que tus plantitas se mueran ahora que vives solo. Los 30 son los nuevos 20, y lo mejor…. lo mejor está por llegar.