Sé que esto que voy a explicar quizás sorprenda, pero a mí me gustan los haters. Aunque antes he de puntualizar algo muy importante, hay dos tipos de haters, los haters genéricos o pseudohaters , que son como los bolsos de Prada de los manteros, o sea que de lejos quizás dan el pego, pero a la que te acercas huelen a plástico malo, y son más falsos que un paracetamol. Y  los Haters de verdad, los auténticos.  Que se ven menos que bolsos de Louis Vuitton verdaderos. Esos que te ponen a caer de un burro, pero con estilo y sobretodo con inteligencia.  Y luego están los demás, los que se creen haters pero son unos pringados de narices. Los fakehater. Voy a hablar un poco de estos, porque pobrecillos tienen tan poca autoestima y son tan tristes que imitan a sus ídolos, hacen trampa y al final consiguen lo contrario de lo que pretenden, que es dar más lastima que rabia. Y creo  que se merecen un poco de atención. Ya que sino me veo fundando una asociación » adopta un hater, dale educación, cultura  y cariño, la sociedad te lo agradecerá, es obra social».

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A mi estos últimos me dan risa y pena según el grado de absurdez de sus comentarios. Voy a poner un ejemplo de los que he ido leyendo en Weloversize.

Los haters insultones: Una palabra de lo más recurrida es “gorda”, llamar gorda a la chica de la foto, a la que escribe un post, a todo Dios vamos. Y yo pienso “¿Me dices algo que no sepamos todos?, Gracias”. Porque claro ellos son cortos pero nosotros no. Es como si pones una foto de una chica pelirroja, y empiezan todos » pelirroja, pelirroja» y tú «¿Hola?, ¿Hay alguien ahí?».

Luego ya entramos en los insultos súper originales y que no has oído en tu vida de lo currados que están: “Ballena” “vaca burra” “orco” . Vamos, un estilo, un pensar , una demostración de la dominación del léxico… en fin. Que es como cuando eres pequeño y dices puta y tu madre “eso no se dice”  y tú “puta” , y así en bucle para llamar la atención , pues eso mismo hacen. Será que sus madres están tan ocupadas que ni les miran. Son carne de loquero de mayores. Y como el psicoanalista les dirá básicamente que todo es por culpa de su madre, pues ya les voy abriendo los ojos yo, que no les pille de sorpresa, y se me depriman. Y 100 euros de la primera visita que se ahorran.

Los haters consejeros: Los de “¡vete al gym!” “Si hicieras deporte no estarías así”. Yo creo que son accionistas de las cadenas de gimnasios, o simples vigoréxicos con pocas neuronas en su cerebro si creen que en el Gym, que es un sitio cerrado que huele a sudor y con un montón de virus (esto es opinión personal), se te van a arreglar todos tus problemas. Pero vaya, no dan para más.

Los haters médicos: Son los que te lo dicen todo por tu salud, porque les preocupa que te mueras, y que tus arterias estén tan llenas de grasa que con ellas se pueda hacer jabón para lavar los platos de Villa arriba y Villa abajo y sobre grasa para Villa centro. “Lo que hacéis es apología de la obesidad”, “ No estáis sanos” . Esos son sus reclamos, porque ellos sufren ¡eh! , sufren por ti, que no te conocen de nada, pero oye son empáticos y aprensivos, qué le vamos a hacer.

Los haters que no saben leer ni escribir, analfahater: son los que no se leen los post, y comentan por el título. Estos me encantan, porque todos los que se lo han leído piensan “Qué lastima, ¿De qué habla?”. Y cuando se ven acorralados por los demás sueltan “ No me lo he leído, tengo mejores cosas que hacer”. ¡Muero con esa frase!, es reconocer que eres tonto en público y creer que vas de duro.  Quizás es que tienen  problemas de comprensión o déficit de atención y claro pues pagan su frustración con los demás, vamos a perdonarlos.

Y luego están los HATERS de verdad: De estos hay muy pocos, por eso yo los valoro. Son los que te analizan, los que te observan y están ahí callados, como psicópatas esperando a su víctima, y cuando llega tu día bajo, toma, ahí te dan en donde más duele, pero con gracia, sabiduría e inteligencia. A mi estos, que Dios me perdone, pero  los respeto. Yo no tengo el gusto de conocer a ninguno, pero he leído por Internet a alguno que digo” Ole tú, ole tú”. Y aplaudo sola como las focas adiestradas, y hago ruidos patéticos, pero oye es la emoción.

Porque ser  hater, con trece años, con un nombre falso y un perfil cerrado, pues chica, que quieres que te diga, eso no es ser hater, ni es ser na. Es ser un cobarde fracasado que se esconde detrás de una pantalla y que tiene una vida tan patética que tiene que intentar que los demás  se sientan igual de basura que él.

Los de verdad son los que ponen su nombre real, perfil abierto y se expresan libremente, para joderte si, pero con dos cojones. Así que yo cuando encuentre uno, no sé , hasta le pido una cita, porque a mí me va la marcha. Pero creo que es menos probable que lo encuentre a que me regalen un anillo de Tiffanys de cuatro quilates y me pidan matrimonio de rodillas en el Empire State.

Y luego mi última reflexión es: cuando te envían los memes que pone, “Si en tu grupo de whatsapp no hay una tonta, la tonta eres tú”, “Si en tu grupo de amigas no hay una borracha, la borracha eres tú”, yo pienso… «si no encuentro ningún  hater de verdad, ¿Será porque soy yo?». Pues voy a ir haciendo hucha para regalarme el anillo, porque la puta gorda esta de mierda tiene gustos muy caros, como no se puede comprar un cuerpo, pues lo compensará de esa manera. Aunque me queda la esperanza de que tenga un infarto antes por el sobrepeso y me ahorre el viaje a Nueva York.