Queridas amigas de Weloversize, hoy vengo a fastidiaros todo el esfuerzo que habéis hecho antes del verano, en el Gym, haciendo dietas, poniéndoos cantidades enormes de crema anticelulítica e injectándoosla en vena… Todo esto para ir a la playa la mar de monas y lucir vuestro palmito, comprando bikinis preciosos, y tres o cuatro diferentes para no repetir… Pues siento informaros de que ¡NO OS MIRA NI DIOS!. 

Me sabe mal destruir vuestra ilusión, y que vuestro esfuerzo no haya servido de nada (esto no es verdad, me encanta joder). Pero así es, la gente solo mira su móvil.  Así que si no eres rectangular, tienes una manzana en la espalda, una carcasa molona y un plástico duro delante, nadie se fijará en ti.

 

Puedes llegar a la arena con un outfit que te mueres, tus chanclas a conjunto con el bikini, tu pamela del mismo color, y tu toalla en los mismos tonos, y sentarte y sacar tu sombrilla, también a conjunto, que nadie se dará cuenta porque ¡Están mirando el móvil!.

Da igual que te despelotes allí en medio, que te quites el bikini mojado, sin rodearte la toalla para que todos los de tu alrededor no te vean el culo, o ponerte el vestido toalla que te regalo tu madre para cambiarte sin sustos.  Eso hoy en día no es necesario, puedes ponerte en porretas, bailarte la canción del despacito, y vestirte igual de lenta, que nadie se percatará de lo que has hecho, porque ¡Están mirando su móvil!. Es como si estuvieras en una playa desierta.

 

Que si en ese instante llegara un tsunami y arrasara con todo, quizás levantarían la cabeza pero para hacerse un selfie con la ola detrás, y diciendo #nitanmal #estamosfatal

Y a la hora del ir al chiringuito, te preocupas de como llevas el pelo después de bañarte diez veces, e intentas peinarte, sin ningún sentido porque nadie se dará cuenta de si está encrespado ya que los que están en las mesas de al lado ¡Están mirando el móvil!

Y luego después de esperar más de quince minutos, con un solano que no hay quien lo soporte y con una sed que estás a punto de meterte dentro de la barra y amorrarte al surtidor de la cerveza gritando «¡No podía más!». Levantas la mano constantemente para que venga el camarero pero no te ve porque ¡Está mirando el móvil!.

Si quieres algo aprieta el botón pero no molestes.

Envías a tu amiga más guapa a pedirle el WhatsApp, él se lo da amablemente pensando que ha ligado, y cuando vuelve con el número,  le envías un WhatsApp que pone: «Mesa 3, unas bravas, unos calamares, unas croquetas, 4 cervezas y te prometo que te sigo en Instagram». Es la única esperanza de que te sirva.

Y entonces algunos dirán, bueno  ser guapísimo no me sirve para la playa pero si para hacerme fotos guays en mis redes sociales ¡Pues tampoco! porque seas como seas, y te hayas levantado con el careto de resaca de tres días, tú te pones un filtro de esos que te deja la piel monisima, y te pone unas orejitas cuquis y los ojos más grandes que las actrices de las pelis porno de Hentai. Y estas mona no, lo siguiente. ¿Y el cuerpo? Pues también hay filtros para el cuerpo, que yo no lo sabía porque soy una analfabeta informática, o como se diga, pero mi sobrina de trece años me bajó una aplicación gratis, que te estira las piernas, te hace mas flaca o más gorda, te pone cintura y te la quita, vamos que te hace un photoshop casero en dos minutos, que ríete tú del que hacen en la revista Hola.

 

Entonces que más dará como seamos en la realidad si nadie levanta su puñetera cabeza de su móvil, y sólo te ven como sales en las redes sociales, y ¡Ahí todo es mentira!. Menos en las mías porque yo soy guapísima sin cuidarme, sin hacer dieta, sin ponerme ni una crema y sin filtro ni nada (Menos mal que la historia de Pinocho es falsa también, sino mi nariz llegaría a la luna),  pero chica, es la genética, no todo el mundo tiene esa suerte, aunque tampoco os daréis cuenta porque cuando pase por vuestro lado ¡Estaréis mirando el móvil!.

 

chica impaciente