Que dice un estudio de la universidad de Australia (que me gustan los estudios absurdos) que las parejas que viven relaciones felices pesan una media de 6 kilos más que los solteros. Según la doctora australiana cuando tenemos pareja no sentimos la necesidad de impresionar a nadie y por eso nos dejamos y nos ponemos fondones. Madre mía la que te va a caer doctora de Australia de cuyo nombre no quiero acordarme.

Por otra parte un doctor de Minnesota ( los americanos en general molan más) dice que los verdaderos responsables del sobrepeso en pareja son el exceso de cena románticas y después acurrucarse en el sofá.

Entonces pues yo he decidido hacer un estudio en la Universidad de Barcelona ( mi casa) y claro pues me han salido otros resultados muy diferentes, pero yo aseguro que son más fiables, o al menos tiene unas razones con más peso. Ahí van.

Voy a contradecir a esta doctora australiana, porque señora, yo estaba igual de gorda de soltera que de casada. Y mis amigas igual, de hecho las solteras tienes más cambios de peso ya que cada mal polvo que echan (que no son pocos) cuando llegan a casa se dan un atracón de chocolate o comen donuts como si no hubiera un mañana, mientras las demás del chat de grupo de amigas, les decimos: «Compramos Jägger y vamos para tu casa» y eso lleva azúcar para alimentar a la población de osos de Canadá completa.

Es que el sexo en España está fatal sabe usted, no sé si se habrá bajado Tinder, pero el mundo se está yendo a tomar por saco.

Y esa frasecita de que cuando estamos en pareja no necesitamos impresionar y engordamos por dejadez, como dando a entender que los gordos somos dejados y no impresionamos. Se la podría usted meter por el mismo sitio donde salen las acelgas que ha cenado. Porque una cosa le voy a decir, aquí la gorda se cuida tanto, que tengo una relación mas estable con mi esteticista que con cualquier hombre con los que he estado. Y cada vez que me quito el sujetador si quiere le cuento lo que le siguen impresionando mis melones al susodicho con el vivo. ¡Pesada!

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Y para el doctor de Minessota también tengo. Porque aquí en mi país las cenas románticas solo tienen una finalidad, y es follar. Por lo tanto después de zamparte lo que hayas preparado rodeado de velas, y aunque estés a punto de potar, aquí se cumple como si no hubiera un mañana, porque para eso te has currado la cenita de las narices sino de que vas a estar cocinando para ver luego una serie de tele 5,  ¿Dónde se ha visto tal cosa? Será en Minessota seguro. Porque si la finalidad es acurrucarse en el sofá y ver Supervivientes, te pides una pizza y te pones el pijama de unicornios, ¿para qué vas a hacer una cena romántica antes?

Lo que hace engordar son tus amigas borrachas y fiesteras, que  a las once de la mañana ya te están llamando para hacer el vermut, que tú por mucho que digas que te acabas  de tomar el cola cao, ellas te contestan: «Vermut vermut vermut….».  Y a las dos de la tarde ya te has hecho tres aperitivos y llevas por lo menos cuatro o cinco vinos encima, y tres platos de croquetas  sentada sin moverte.

Así es que de verdad, al próximo estudio absurdo que quieran hacer, pues mejor me llaman y yo en cinco minutos les doy el resultado sin que tengan que pasarse tres años preguntando a personas que mienten como cosacos para que a ustedes les salga el estudio mal, porque eso es otra, pero a los humanos nos gusta el cachondeo  y fastidiar. Porque si eso fuera cierto, los emparejados seríamos obesos y sofá adictos, y los solteros todos flacos y cuidándose como locos para impresionar todo el rato. ¡Hombre ya!