Durante muchos años de mi vida yo he sido esa persona que defendía la soltería a capa y espada. No hay nada como la libertad de la soltería: hacer lo que quieras, cuando quieras, con quien quieras, sin tener que dar explicaciones a nadie y sin que te importe una mierda nada. Sin embargo, últimamente he ido notando que de repente me apetece tener a una persona con la que compartir mis libertades: Busco novio, señores.
Buscar novio es muy bonito. Muy bonito, sí, todo muy bonito en la teoría. Porque en la práctica, buscar pareja es cansado, aburrido, desesperante, frustrante… O sea, mucho hay que querer echarse un novio para aguantar todo lo que te va a empezar a caer encima en cuanto te plantes un día y te digas «quiero conocer chicos». Porque a los que ya conoces, por supuesto, los tienes más que descartados.
Lo primero que se debe hacer es comprobar si tú misma estás lista para tener novio, porque no todo es tan fácil como parece. Quiero decir, hay personas que buscan una nueva pareja para suplir otras carencias: me siento sola, me falta autoestima, todas mis amigas se están casando, lo que sea. Si estás en ese nivel… allá tú, pero vamos, te va a salir la relación por el tiro de la culata y a lo mejor luego acabas mucho peor de lo que estás ahora. Os recomiendo leer este artículo sobre ¿Por qué sigues soltera? para ver si os sentís identificadas.
¿Y sabéis qué es lo peor de todo? Que cuando yo lo leí sí me vi reflejada. En un punto muy concreto: La gente no te puede dar pereza. ¡Genial! Ahí es exactamente donde estoy yo. Pero no porque hubiera empezado mi búsqueda de pareja con ese prejuicio. Al contrario, siempre me ha encantado conocer gente nueva. Es que lo he adquirido por el camino después de ir encontrándome a según qué tíos y descubriendo que son todos un coñazo.
Ya os conté hace poco que me estaba empezando a temer que me había vuelto una persona muy exigente, y que como nadie cumplía mis expectativas, no podía empezar una relación con ningún chico. Es una pena ser tan la puta hostia, porque encontrar a alguien a tu altura se te pone complicado de cojones. Pero estoy poniendo de mi parte. Mis trucos para conocer gente nueva han sido de lo más esperable: salir de fiesta, intentar ser invitada a eventos donde no conoces a la mayoría de la gente, abrirme un perfil en una red social para ligar…
En una de esas apps para ligar te piden que realices un ejercicio que me parece la mar de útil: una lista de la compra, que viene a ser traducido como una enumeración de las cualidades que buscas en una pareja. Pues las mías no están tan mal, ¿no? No busco nada raro.
¿CUÁLES SON LAS EXIGENCIAS DE PERRA DE SATAN?
– Que sea simpático. Obvio, ¿no? Nadie quiere tener una relación con un pedorro.
– Que sea inteligente. Bastante obvio también. No es que yo me haya declarado oficialmente sapiosexual, pero no me imagino a mí misma perdiendo el culo por alguien con el que no puedo tener una conversación. Me gustan las personas que tienen ganas de aprender, que tienen algo que enseñar (no hablo del pene ahora mismo), que tienen inquietudes, que pueden darme su opinión y que puedan ayudarme cuando yo dude. No necesito a Sheldon Cooper, pero vamos, yo creo que entendéis por dónde voy.
– Que tenga sentido del humor. Dos cosas os voy a decir: la primera, cumplo el tópico de «a las tías lo que les gusta es que las hagan reír». La segunda: en este momento estoy dedicando todo mi tiempo al humor, desde que me levanto hasta que me acuesto, así que estaría bastante bien poder compartir tan gran parte de mi vida con la persona con la que comparto mis tetas.
– Que no sea runner. No es que tenga yo nada en contra de la gente a la que le gusta correr, lo que no me gustaría tener a mi lado en esta vida es a alguien que utiliza el término runner para definirse. No quiero eso para mí, no tengo por qué dar explicaciones.
– Que sea pollón. Una mujer tiene sus necesidades.
– Que me lleve al cine. El cine es mi afición favorita. Me encanta ver películas y me encanta ver películas junto a personas que sean capaces de apreciarlas. Pero saber apreciar una película forma parte de la inteligencia que he pedido antes, en este punto simplemente estoy pidiendo que a mi futuro novio le guste ir al cine, y no sea el típico tío que solo ve pelis en su ordenador a calidad mierda.
– Que me quiera. Por supuesto. Las relaciones de amor correspondido son las que más me gustan.
Teniendo claras estas siete cositas comencé mi búsqueda del amor, pero nada, que el amor se me resiste. De nuevo me vuelve a parecer demasiado fácil en la teoría, pero en la práctica a veces me llevo cada chasco que acabo gritándole al cielo «¡¡¡por qué no nací lesbiana!!!». Aunque sé que eso no solucionaría nada, seguro que las mujeres también tenemos lo nuestro. Ya no me queda más que agarrarme a la manida frase de «el amor llega cuando menos te lo esperas». Pues como tenga que ser así, a mí solo me puede pillar cagando. Estaré atenta.
