Acabo de volver de vacaciones. Ha habido llantos, depresión, ganas de ver a los compis del curro, tristeza, sufrimiento al ver que el moreno de mis piernas desaparece… En fin, un planazo. Cada año es lo mismo, un par de semanas de desconexión (del tipo de ‘Hostia, se me ha olvidado el password del ordenador del curro..’) y a la vuelta lo mismo de siempre, nada ha cambiado, todo sigue igual, y tú te pasas el primer día de vuelta al curro haciendo limpieza de 400 emails…

giphy (1)ggg

Para evitar la depresión post-vacacional, este año he decidido tomarme las cosas con filosofía y no pensar que el lunes después de las vacaciones es la muerte; si vosotros queréis hacer lo mismo, aquí tenéis unos truquitos para que vuestra al curro se haga menos dura que otros años:

Apúntate a algo nuevo. Idiomas, gimnasio, natación, danza del viente…, lo que sea. Ponte una rutina nueva que haga que uno o dos días a la semana no pases la tarde en casa viendo las fotos del móvil y lamentándote por lo mucho que cuesta ponerse morena y lo poco que tarda en desaparecer… Adiós rutina, ¡hola novedad!

Vuelve a la rutina de comer, cenar, etc. a horas normales. Me pasé la primera semana de vacaciones desayunando entre las 13.00 y las 16.00, merendando gin tonics en el chiringuito y cenando a las 10.00, mientras que la segunda me la pasé tomando el aperitivo en la terraza de casa (aperitivos caseros, de esos de ‘que no te falte de nada’) mientras veía los JJOO. Desde que volví a Madrid he retomado la rutina de las 5 comidas al día y me siento mucho mejor.

Sal a pasear. Parece una gilipollez, pero con esto no sólo haces ejercicio, si no que también despejas la cabeza. Vuelve del trabajo caminando, o bájate una o dos paradas antes, o si no puedes aguantar el calor, aprovecha que el sol se va poniendo cada vez más pronto para dar un paseo antes de cenar. Así evitarás tener esa sensación de que sólo vas de casa al trabajo y del trabajo a casa.

Redecora. Obviamente no todos nos podemos permitirnos comprar muebles nuevos cada mes de septiembre, pero si podemos darnos algún capricho en tiendas como Ikea o Tiger: velas, láminas, cojines, platos nuevos, una lámpara… No se trata de cambiar totalmente el estilo de tu casa, pero si de darle un toque diferente para animarte por tener que mirar la tele en vez de mirar el mar…

Engánchate a alguna serie nueva. Nos hemos pasado todo el verano sin poder ver series porque todas han acabado su temporada, pero seguro que hay alguna que aún no hemos visto. Ésa que llevamos tiempo posponiendo, ésa de la que habla todo el mundo o ésa a la que eras tan reacia y te acabaste viendo 5 temporadas en un mes y medio (‘Game of Thrones’, qué tarde te descubrí y cómo me has enganchado…)

Compra ropa de otoño-invierno. Comprar no te va a quitar la depresión (palabra de shopaholic), pero te dará ganas de que se acabe el calor y vuelva el frío, para poder estrenar ese abrigo, chaqueta, botas, que te has comprado.

¡Piensa en tu próxima escapada! Aún queda mucho hasta Navidad y los meses de octubre, noviembre y diciembre tienen unos festivos muy majos que se pueden aprovechar para hacer un puente y pasar unos días en alguna ciudad española o europea. Hacer escapadas cortas es una gran idea para que los meses entre los periodos de vacaciones se hagan más llevaderos.

No te garantizo que esto vaya a eliminar por completo esa depresión post-vacacional, pero ayudará a que se haga un poco más llevadera. Y si no funciona, no pasa nada, al menos habrás renovado tu casa y tu armario, tendrás una nueva serie que ver cada semana y tendrás un viaje pendiente dentro de un par de meses.

yay