Amy Schumer ha decidido enseñarle a todo el mundo lo que significa comprar ropa cuando tienes una talla por encima de la 40. No hace mucho que su nombre salía en la portada de la revista GLAMOUR como una de esas ‘celebrities’ tan de tallas grandes que inspiran y que son muy valientes de cara a las nuevas generaciones de gordas y ella, se ofendió un poco porque la hubiesen incluido en un número en el que se hablaba de tallas grandes siendo ella una talla ‘normal’ (ya sabéis, standard). Le molestó que la incluyeran no por llamarla gorda, sino porque intentan hacer pensar a las lectoras de la revista Glamour, que un cuerpo como el de Amy no es normal, que tienes que estar más delgada y que las tallas minúsculas en las tiendas es lo más normal del mundo, pero para buscar una 42 te tienes que recorrer medio mundo y conseguir engañar a una esfinge.

Pero esta semana Amy es noticia por uno de sus últimos sketches para su programa Inside Amy Schumer en el que entra en una tienda moderna y cool en NYC y mientras busca camisetas se acerca una dependienta con cara de asco y después de decirle que en su talla no hay nada (cosa que me ha pasado a mi y nos habrá pasado a muchas, ese comentario de ‘Lo que hay fuera es todo lo que hay’) y se la lleva a una sección donde ‘gente como tú puede que encuentre algo’ y entonces llegan a un campo de vacas en el que Amy se encuentra a Lena Dunham que va cubierta con un plástico y enseñando teticas (cómo le gusta a Lena enseñar pecho) y la dependienta cubre a Amy con un trozo de plástico como si eso fuera lo único que le puede valer. (Insertar cara de asco aquí ¬¬)

Así que pese a haber dicho que ella no se sentía para nada plus-size porque consideraba que tenía una talla normal, lo cual es totalmente cierto, a mucha gente le ha sentado mal su sketch después de no haberse sentido identificada con la revista. Seguramente, el sketch no tiene nada que ver con su vida personal, pero es algo que nos ha pasado a la mayoría cuando vamos a una tienda, ya ni te cuento si vas a una boutique pequeña de NYC o de Londres.
Amy solo nos recuerda la cruda realidad, que es que a partir de ciertas tallas, no hay opciones para tí.

¿Vosotras qué pensáis?, ¿es justo que se suba al carro cuando quiere y cuando no le conviene no?