Al igual que sobre los gordos caen infinitos estigmas, los calvos también pertenecen a ese sector de la sociedad sobre el que parece que se ha dicho de todo ya, y todo negativo, claro. Los pobres calvos se han visto, durante años, sometidos al desprecio más absoluto (bueno, no sé si tanto, pero por ponerme así como dramática) y, por supuesto, son objeto de grandes prejuicios por parte de toda la sociedad. Entonces una, que es bien gorda y pertenece a uno de los sectores más despreciados y objeto de mofa de la humanidad, siento que los calvos también sufren muchas cosas que sufrimos los gordos y merecen que, de una vez por todas, alguien arroje una lanza a su favor. Así que yo, que en nombre de la ciencia y la investigación hago lo que me pida el pueblo, ME ESTOY FOLLANDO A UN CALVO. Así como lo leen. Y no sólo me lo estoy tirando sino que, encima, nos ha dado por enamorarnos y vivir juntos y todo, porque así son las cosas del querer y es que, al final, he descubierto que los calvos son adorables, o al menos el mío.

 

Cuando mi madre (que es una GRAN señora) le vio por primera vez, me dijo sin tapujos: ‘Hija, los calvos son maravillosos en la cama, así que entiendo que estés enchochada con este’. ¡Qué sabia es la jodida! Y aunque me resulte horriblemente incómodo que mi madre de casi 80 tacos se ponga a hablarme de sexo sin ningún tipo de vergüenza, lo cierto es que la mujer tenía toda la razón del mundo. Porque ella es muy cuca, y sabe que me ha gustado siempre más un pene que comer con las manos (bueno, tanto, tanto… quizá no) y que he conocido a muchos, pero según ella ‘la carita que tienes con este no te la he visto yo con ninguno’. Así que yo, claramente, he determinado que todo se debe a su bella cabecita sin pelo.

Hasta el insípido de Ryan Gosling mejora con menos pelo

Mi novio es de esos calvos que empezaron a serlo muy pronto y enseguida se empezaron a rapar la cabeza. Es decir, él no pasó ningún trauma (aunque bueno, supongo que un poquito sí que pasaría, como mis amigas que han sido flacas toda t¡su vida y de repente cogen 3 kilos y todo es el gran drama), pero él enseguida cogió la máquina de rapar, y con gran dignidad empezó a lucir su calva, se dejó crecer la barba (mmmmm…) y siguió siendo el puto amo. Porque eso sí, si hay algo todavía mejor que los calvos, son los calvos CON BARBA, o sea, yo ya mojé braga.

Dicen eso de no eres mujer completa hasta que un negro te la meta, pero yo ya me quedo con mi calvo, que es blanco como las cartas, de por vida, porque por muy grande que la tenga el negro dudo que te coma el coño como lo hace un calvo, la verdad. Y es que dicen algunos estudios que cuanto más testosterona tiene un hombre, más fino se le pone el cabello, y por tanto tienen más tendencia a quedarse calvos. Más testosterona=más potencia sexual, o eso dicen, ¿no? No lo digo, yo, chicas, ¡lo dice la ciencia!

Además, que están llenos de ventajas. Nunca tendrás que esperar por él a que se arregle el pelo, ni sufrir los dramas actuales de los hombres en plan: ‘a ver si el difuminadito me quedó bien’, de ‘si me quedó suficientemente pincho’, de si ‘mis rizos se ven hidratados’… ¡Nada de eso! Tu calvo no necesita sino 5 minutos para estar perfecto, y los únicos pelos que recogerás de la ducha serán los tuyos, que ya es bastante.

Además, hay una lista interminable de guapos machotes que nos ponen cachondísimas y están todos calvísimos: Jason Statham, Bruce Willis, Billy Zane, Guardiola, Toretto, Zidane, Pitbull… ehhh, bueno, no nos vengamos arriba tampoco, pero se hacen una idea de a lo que me refiero, ¿no? Así que chicos calvos que estén leyendo este post, ¡fuera complejos!

Total, que después de tener varias parejas, he de reconocer y reconozco, que mi calvo ha sido y es el mejor de todos, y con gran diferencia. ¿Será por la calva? Claro que no, todo esto es pura coña y como siempre decimos, ninguna característica física te define ni te hace ser de ninguna manera, pero oye, que si me apetece hacerle una oda a los calvos pues se hace y punto, y nos echamos las risas. ¿Que tu novio tiene más pelo que un oso y te parece lo puto más? Pues venga, ¡a defender cada una lo suyo! Pero yo ya me quedo con mi calvo happily ever after, y al carajo con los anuncios de crecepelos, ¡que vivan los calvos!