No soy de las que pienso que como en casa en ningún sitio. Hay sitios que superan a tu cómoda y personalizada cueva como por ejemplo cualquier hotelucho con desayuno tipo buffet pero muy apetecibles que sean las vistas siempre hay cosillas que echamos de menos al viajar.

1. La cama

 

Como buenos animales de costumbres nos encanta acurrucarnos bajo nuestro edredón y en los hoteles normalmente no han oído hablar (o se hacen los sordos) de las sábanas de franela, esas que equivalen a un abrazo de una noche seguida. Sin hablar del colchón, de las almohadas o de si suena mucho al darte la vuelta (he probado camas en Airbnb que me han invitado a probar suerte en el sofá al minuto de tumbarme en ellas).

2. Las tardes

Lo entenderéis los que hayáis viajado a algún país más al norte y descubrieses que las 4 de la tarde es una hora perfectamente válida para anochecer. Diréis que se puede recorrer la ciudad y seguir viendo cosas de noche pero no es lo mismo. Para compensar la falta de luz tienes que levantarte antes pero te quedará la sensación de que alguien te está robando tus tardes largas y soleadas de las que disfrutar por España.

3. Los datos del móvil

 

Si sales de Europa tener wifi se vuelve el primer requisito que debe cumplir un restaurante en el que descansar y mandar un par de fotos a tu madre para que sepa que sigues viva y al grupo de amigas de WhatsApp para chulear. Y si hay tiempo algún stories, una foto para Instagram y entrar en la bandeja de «correo no deseado», nunca sabes cuando volverás a tener internet.

4. Tu coche

Para esto hay solución: puedes alquilar uno pero ten en cuenta que la forma de conducir y algunas normas cambian en determinados países. En Alemania, por ejemplo, hay autovías sin límite de velocidad, qué bien… ¡Con lo que me costó pasar de 80 después de quitarme la L!

5. Los horarios

Volvemos al punto 3, si anochece antes se adelanta todo unas horas. Vamos que te olvides de ir a comer a las 4 porque seguramente te ofrezcan ya la cena y a partir de las 9-10 muchas cocinas cierran así que adaptaos al horario local para evitar el rugido de tripas innecesario.

Si os ha parecido que son muchas cosas esto se complica porque al volver del viaje vuestra casa ya no 0s parecerá tan fantástica, echaréis de menos las calles de la ciudad que estábais recorriendo ayer, las anécdotas, la gente que conocisteis o el bocata tan rico que os comisteis en Piazza Navona cuando perdisteis vuestra reserva… Todo es un drama. Pero, oye, también sabemos disfrutar del momento y quedarnos fritas después de un día fantástico con una almohada en lugar de con dos.