Hay muchas cosas en la vida que unen a las personas: el amor, la amistad, la raza, la religión, las preferencias sexuales, la música, el arte… y las cosas de gordos. Ser gordo es un manifiesto de vida. Las cosas de gordos son cosas que sólo un auténtico gordo de corazón comprende y acepta como parte de su día a día. Incluso aunque no estés gordo físicamente, tienes alma de gordo si haces este tipo de cosas:
– Pedir mucha comida pensando en que vas a compartirla pero rezar interiormente para que todos hayan cenado ya y poder comerte tú todo.
– Nunca dejar los bordes de la pizza. Ni los tuyos, ni los de los demás.
– Si queda leche en tu bol de cereales, te pones más cereales hasta que se acabe la leche. De siempre.
– Comprar el pan y que llegue a tu casa con los codos ya comidos.
– Empezar una bolsa de papas y no parar hasta terminarla.
– Comenzar una dieta el lunes. Saltártela dos horas después.
– Aguantar un programa en la tv que no te gusta por no levantarte a coger el mando.
– No salir de fiesta por quedarte en casa comiendo cosas ricas.
– Ser incapaz de ver la tv/una película sin comida de por medio.
– No comer con normalidad delante del chico/a que te gusta por miedo a espantarle.
– Tener una mala hostia completamente desorbitada cuando tienes hambre.
– Hablar de comida mientras comes.
– Muchas veces, prefieres comer a follar (reconócelo)
– Pedir Cola Zero o agua porque prefieres invertir las calorías extra en algo que puedas masticar.
– Rezar internamente para que tu amigo/a no se lo coma todo y poder comerte sus sobras.
– Enfadarte con la tele o con los de al lado porque ves que tienen un montón de comida en la mesa y no prueban bocado.
– Llevar siempre contigo provisiones de Almax y Fortasec.
– Hacer 6 comidas diarias y excusarte en que es para ‘activar el metabolismo’.
– Levantarte temprano para desayunar dos veces.
– Que ir al supermercado sea el momento más feliz de la semana, y procurar ir en viernes o sábado, que es cuando los súpers están llenos de promotores dando a probar comida gratis.
– Conocerte las ciudades por sus sitios para comer.
– Ponerte triste cuando se acaba la comida.
– Desear que se vaya la gente para comer tranquila algo que te apetece mucho.
– Y recuerda, no importa lo lleno que estés; siempre hay sitio para el postre.
¿Se os ocurren algunas más? :D