Creo que de todos los defectos no – dramáticos que uno puede tener (porque lo de disfrutar descuartizando gente o no ducharse jamás los dejo en otro nivel) , uno de los más obvios y molestos no solo para los demás sino especialmente para una misma..está el de ser una puñetera desordenada.

Yo lo soy, a full y a muerte desde hace más de …20 años?! Y os juro que me repatea mucho (a mi madre aun más) pero…ahí sigue.  El desorden.Y mi madre. Pero de ella os hablaré más tarde.

Por ello, con fines cuasiterapéuticos y para compartir con todas las que sufrís de este incómodo trastorno lo que implica en nuestras vidas…aquí van, aquí están, ellos son: consecuencias dramáticas de que el orden te evite o… DRAMAS COTIDIANOS DE UNA FUCKING DESORDENADA.

 

1. Pasas media vida buscando cosas y para ello, desordenas a su vez el resto.

A ver, este punto puede parecer tremendamente obvio pero de verdad que tiene más calado del que parece. Ya no es solo la de horas estériles que has dedicado a buscar desesperadamente ese algo SUPER URGENTE y SUPER IMPORTANTE que necesitabas YA DE YA. El problemón añadido es que, para buscarlo, no has seguido un método mínimamente lógico y civilizado, no. Has vaciado cajones encima de la cama, ya de por si llena. Has abierto armarios de par en par y sacado todo su contenido al suelo. Has gritado, jurado, puede que hasta llorado. Y no solo no has hallado lo que buscabas y has perdido media tarde…sino que encima ahora toda la habitación/despacho/piso está mucho peor.

 

2. Que se presente gente en casa sin avisar es el DRAMA SUPREMO.

Os lo juro, es oír sonar el timbre y me corren sudores fríos por la espalda. Mi cuarto parece haber sido víctima de una explosión nuclear y si a mi inesperado invitado le da por entrar…deberá escalar la montaña de libros, abrirse paso entre toneladas de ropa hecha un guiñapo, bucear a través de mi escritorio y….tener el valor de encontrar 5 centimetros donde apoyarse. Si para entonces yo ya no me he muerto de vergüenza ocho millones de veces con sus consecuentes resurreciones..ni bien ni mal. Y ay, por dios, que no vea las bragas hechas un rulillo…QUE NO LAS VEAAAAAAAAAA.

 

 

3. Son incontables las compras fallidas que no has podido devolver por no encontrar el ticket..

Mirad, no quiero hacer cuentas porque lloraré. Pero os juro que si me pusieran en una caja todo el dinero que he tirado por la borda por no poder devolver ese estúpido vestido que me quedaba como una longaniza, ese cd que tenía repetido, esas botas de montaña que me venían grandes….esos TODOS…ahora me daba para el apartamento en la playa. EH, tal cual.

Lo más irritante del tema es que esos juguetones tickets que no aparecieron cuando más los necesitabas, acaban surgiendo tiempo después de la nada y dejándote con cara de imbécil al comprobar que …si, que lo tenías.  ¿Dónde? A saber..

 

 

4. …y las gratas sorpresas que te has llevado al hallar por casualidad en medio del caos cosas que ni recordabas haber comprado!

Porque no todo va a ser negativo, el ser un desastre en lo que a orden se refiere de vez en cuando también te regala pequeños momentos de felicidad. Como esa vez que encontraste un pintalabios sin estrenar enterrado en el cajón de los calcetines (…¡pero qué bonito! es el color ideal para combinar con mi vestido granate, ese que tengo…ehh…colgado en… mmmm.. ) o intentando recolocar la montaña de ropa que tienes sobre la cama, apareció el bikini ese monísimo que compraste hace un mes..e inmediatamente perdiste en tu caos (uy qué bien!!  y lo he encontrado antes de noviembre!!)

 

 

 

Y no todo va a ser comprar, que también hay espacio para las gratas sorpresas más «emocionales» , como cuando revisando apuntes viejos de la universidad te diste de bruces con esa foto tuya del año 93 que estabas usando de marcapaginas (….ooooh, qué cuqui! ¿pero esta foto no debería estar en el álbum de las fotos de cumples? me pregunto donde estará…creo que lo vi…ehhh…lo vi… por…).

 

5. Tus parientes/sufridos compañeros de hogar te insinúan seriamente que sufres de un trastorno de Diógenes. E intentan todo tipo de remedios para evitarlo.

Voy a haceros una confesión personal. ¿Conocéis ese programa- reality que se llama Acumuladores compulsivos? Básicamente consiste en que gente con trastornos obsesivo compulsivos de limpieza acude a casa de personas que sufren el síndrome de Diógenes para ayudarles a poner orden y concierto en sus hogares. No, yo tampoco veo nada claro el formato, pero en mi casa nos enganchamos a ese programa y tuve que SUPLICAR que dejaran de verlo porque no paraban de sacar equivalencias entre lo que pasaba en esas casas..y lo que me pasaba a mi. Mis hermanos disfrutaban vociferando PERO SI SOIS IGUAAAALES!! o ESTA ERES TÚ EN TRES AÑOS!!! y yo, claro, tenía que cascarles para que se callaran. Y los dos son más altos y más fuertes que yo. Fue una época dura.

Mi madre llegó a asustarse, yo creo que me visualizaba ya viviendo bajo torres interminables de libros y cajas de maquillaje, durmiendo entre mis abrigos y alimentandome de pelusillas. ¿Qué hizo la buena mujer? En un intento desesperado, regalarme La magia del orden y amenazarme con llamar a un psiquiatra de emergencia.

magia del orden
Puede que sea útil, pero para comprobarlo tendría que encontrarlo primero.

 

¿Qué hice yo? Ojear un poco el libro ….y perderlo entre mi  montaña de cosas. Ya no se volvió a ver más. Lo siento, mamius.

 

(por favor, no llames a la tele)

 

6. El desorden viaja contigo. Literalmente.

Mis amigas ya saben desde hace años que compartir conmigo cuarto implica que, a los pocos segundos de haber llegado a destino, en «mi lado» de la habitación parecerá que ha estallado una bomba y mis pertenencias se extenderán peligrosamente a lo alto y ancho de la misma. Hay que añadir a esto mi eterna pregunta …¿….alguien ha visto mi chancla/cremadesol/cargadordelmóvil/cazadoravaquera/estuche de las gafas/insérteseaquícualquierobjetoqueviajaconmigo?

Obviamente, esta no es una situación cómoda para mi ya que entiendo que atenta bastante contra el espacio ajeno, y no me gusta tener la sensación de que soy una invasora, a lo mejillón cebra. ¿Mi solución? Entonar el mea culpa y hacer intento de orden ..que dura bastante poco.

graciass
Gracias mañas, sois unas benditas.

 

Mientras oigo como las adictas al orden rechinan los dientes y me tachan de su lista de posibles compañeras de piso, tengo que decir, en mi defensa, que intento al máximo que las «zonas comunes» se hallen en bastante mejor estado que las «propias».

¿Que si lo consigo? En ello estamos ;)

Si os suena esta situación, si me estáis leyendo en una habitación repleta de cosas pendientes de recoger, si no recordáis la última vez que visteis el armario bien ordenado o si por el contrario sois unas super ordenadas y queréis compartir conmigo vuestro secreto…¡contadme! Os leo :)