Cuando quiero enterarme de lo que pasa en el mundo, recurro a la página web de la BBC. Allí encuentro desde artículos chorra, como un pollo hinchable con el pelo de Donald Trump (como se parecía el jodío) hasta noticias realmente espeluznantes, como la que me gustaría compartir hoy. El titular rezaba lo siguiente:

“Me tomaron una foto sin permiso por debajo de la falda»: la lucha de una joven británica por hacer del «upskirting» un delito

Como veis en el titular, el upskirting consiste en tomar una fotografía por debajo de la falda de una mujer. Gina Martin, la víctima de esta violación de su intimidad, se encontraba con su hermana en un festival en Londres cuando un chico (que previamente le había ofrecido unas patatas fritas y debió pensar que si las aceptaba, lo mínimo es que le enseñara las bragas), comenzó a pegarse mucho a ella. Gina, al principio, no se dio cuenta de nada porque estaba pendiente de una banda que tocaba en ese mismo momento. Sin embargo, de reojo, vio la foto que el chico le estaba enseñando a su amigo y empezó a gritar al darse cuenta de le había hecho una foto por debajo de la falda. Salió corriendo con el móvil en la mano y el chico detrás, y llegó hasta la policía. Fue a ellos a quienes pidió ayuda y también fueron ellos quienes le respondieron que, al no ser una imagen gráfica (es decir, como no se le veía la vagina porque llevaba ropa interior), no podían hacer nada más que obligarle a borrar la foto.

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Gina se fue de allí llorando y preguntándose si realmente importaba que una fina tela le cubriera su zona íntima cuando se había sentido desprotegida igualmente. Cuando, cinco días después, recibió la confirmación de que la policía no podía hacer nada, decidió que tal vez las redes sociales sí. Publicó su historia y recibió muchos comentarios de mujeres que aseguraban haber pasado por lo mismo y muchos otros comentarios cuya recomendación era que dejara de provocar y vistiera faldas más largas. Conclusión: la culpa había sido, una vez más, de la víctima por atreverse a ir a un festival con una falda.

El upskirting, como ya he mencionado en el título, no es considerado un delito sexual y a Gina solo le “amparaba” una ley que se preocupaba de lo que la gente hubiera visto y no del abuso que ella había sufrido que, además, tenía que ser avalado por dos testigos.

Sin embargo, Gina se niega a conformarse y ha iniciado una petición para que el upskirting sea considerado un delito sexual, como se ha logrado en Escocia y en algunos estados de Estados Unidos (en Nueva York se pena con hasta cuatro años de cárcel) Aquí abajo os dejo el link por si queréis firmar esta petición para que deje de invisibilizarse uno de los muchísimos abusos a los que estamos sometidas las mujeres cada día por el hecho de que llevemos una determinada prenda de ropa. Porque sí, violar a una mujer es un delito, tocarle un pecho sin su consentimiento también y hacerle una foto a sus partes íntimas, sea o no explícita, debe ser considerado como tal.  

Autor: Mrs Rigby.