En el instituto una amiga y yo establecimos la curva de la vida y teníamos la teoría de que a los 18 años llegaba nuestro declive. El dibujo incluía un muñeco lanzándose al vacío al final de la curva porque esa edad era el inicio del fin de nuestra juventud. Ahora lo pienso y me descojono, pero me descojono en plan que me da hasta flato de reírme. Y dolor de espalda, que a los 30 ya una tiene sus achaques… Y es que, contrariamente a lo que pensábamos en aquellos años de adolescencia de carnes firmes y caras sin arrugas, a los 18-20 años empezaba lo bueno, y a partir de los 30 empieza lo mejor!

Sin embargo, cuando estás a punto de cambiar de década y pasar a los temidos 30 (treinta, treinta, treintaaaaaa – leer con voz lúgubre) pasas por las mismas fases por las que pasas cuando te enfrentas a una enfermedad o a la muerte, como si fueran las 5 etapas del duelo (si, las comparaciones son odiosas, abstenerse de comentar gente sin sentido del humor y/o con escasa comprensión lectora).

  1. Negación
    ‘Me siento bien, esto no me puede estar pasando, no a mí, aún soy joven, no puede ser que ya tenga 30…’
    La negación es una defensa temporal y lo sabes, eres consciente de que no eres Benjamin Button y de que, como dice mi madre ‘Ya no vamos a mejor’, así que sigues negando sólo por el hecho de que no quieres llegar a los 30, por mucho que sepas que el tiempo vuela y que es inevitable… Durante esta fase además empiezas a ver a los treintañeros como gente mucho más vieja que tú, pero vieja vieja, vieja de esto que te recuerda a cuando a tus 20 añitos salías por un bar nuevo que estaba lleno de treintañeros y tú pensabas ‘Joder, esto está lleno de viejos’giphy (11)
  2. Ira
    ‘¿Por qué a mí? ¡No es justo!, ¿cómo me puede estar pasando esto a mí?, ¿qué he hecho yo para merecer esto?’ (teatrera y exagerada que es una…).
    Una vez que sabes que seguir negando no va a parar su reloj biológico en los 29, es cuando te cabreas por la situación y por haber dejado que esto te ocurra a ti, como si fueras la única persona en el mundo que va a cambiar de década… La ira y la envidia se empiezan a manifestar a la vez en esta etapa y toda persona más joven que tú te causa resentimiento y envidia.0fa313d0-05fc-11e3-91a1-7054d21a8f10
  3. Negociación
    ‘Dios, déjame disfrutar de la juventud un poco más, haré cualquier cosa por un par de años más…’.
    Elisabeth Kübler-Ross (la autora de las 5 etapas del duelo) dice sobre esta etapa: «La tercera etapa involucra la esperanza de que el individuo puede de alguna manera posponer o retrasar la muerte». Esto lo dice sobre la aceptación de la muerte, pero se puede aplicar a la treintena tal cual, como si de verdad pudieras retrasar el tiempo y alargar tus últimos dos meses de veinteañero para retrasar lo inevitable. Psicológicamente, te estás diciendo a ti mismo ‘Entiendo que los 30 van a llegar, pero si solamente pudiera tener más tiempo…’. No va a pasar, ni tampoco vas a aprovechar esos dos meses para cumplir esa lista de ‘Cosas que hacer antes de los 30’. Asúmelo. giphy (13)
  4. Depresión
    ‘Estoy tan triste, ¿por qué hacer algo?, los 30 van a llegar ya, ¿qué sentido tiene?, ¿por qué seguir?…’
    Durante esta etapa, puedes llegar a pasar mucho tiempo llorando y lamentándote, rechazando cualquier tipo de ayuda y aprendiendo a aceptar la certeza de que esa temida fecha se acerca y que no puedes luchar contra ello. Como dice Elisabeth Kübler-Ross: ‘No es recomendable intentar alegrar a una persona que está en esta etapa. Es un momento importante que debe ser procesado’. True story, las mentiras y los ánimos no lo van a hacer más bonito… anigif_enhanced-18292-1412193701-21
  5. Aceptación
    ‘Esto tiene que pasar, no hay solución, no puedo luchar contra la realidad, debería prepararme para esto’.
    Una vez que comprendes que la llegada de ese temido día es inevitable, llega el momento de aceptarlo, no hay nada que puedas hacer. Sin embargo, contrariamente a lo que dice Kübler-Ross, en esta etapa los ya treintañeros no queremos que nos dejen solos, celebramos con una fiesta que ha llegado el día, que hemos cambiado de década y que por mucho que hayamos intentado luchar con todas nuestras fuerzas, no hemos podido evitar que llegara. Y es entonces cuando te das cuenta de que, con los 30 recién cumplidos, ¡estás exactamente igual que con los 29!, nada ha cambiado, todo sigue igual, y tus meses de sufrimiento no han servido para nada.

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    Tenía pánico a cumplir los 30 hasta que cumplí los 30. Ahora tengo pánico de la gente de 20 años…

El fin de la lucha ha llegado y tú afrontas los 30 con la cabeza bien alta, con orgullo, con ganas, con dos cojones. Como tiene que ser. Cuando dejé de fumar me di cuenta de que lo pasé peor todos los meses anteriores a dejarlo pensando en cómo sería, cómo lo iba a sobrellevar, etc. que el hecho de dejarlo en sí. Creo que cumplir los 30 viene a ser un poco igual…