Las mujeres estaremos oprimidas por la sociedad patriarcal pero luego… ¡follamos cuando queremos! Y para un privilegio que tenemos nosotras sobre los humanos con pito, ya se encargan ellos de recordárnoslo todos los putos días de nuestra vida.

Qué queréis que os diga. Como tantas otras mentiras transmitidas por aquellos cuyas mentes están programadas por ideas machistas, yo me llegué a creer eso de que follar solo dependía de mí. Que yo dominaba por completo el chiqui-chiqui, y que yo, y solamente yo, y exclusivamente yo, tenía el poder para llevame a un tío a la cama el día que me levantaba con el horcate caliente.

Esto tiene un sentido bárbaro. Está claro que son las mujeres quienes mandan en este tema, de ahí que haya tantas violaciones. Sí, ahora lo veo muy claro, y me doy cuenta de la estupidez que supone y lo tonta que fui por creérmela, pero quiero hacer lo posible para que vosotras, queridas lectoras, acabéis también con este mito.

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¿Habéis visto alguna vez a una mujer decir «dios, como mola tener vagina, porque así follamos cuando, como y con quien queramos»? Generalmente (hay que generalizar, porque malo será que no haya una tía que haya dicho esto alguna vez y se me caiga el artículo entero) esta preciosa y delicada sentencia suele salir de la boca de un hombre. De un hombre que folla entre poco y nada, más concretamente.

Ese pobrecito hombre que no consigue meterla en caliente, lejos de llegar a la conclusión de que quizás su actitud no es la correcta o que simplemente no sabe ligar (porque nadie nace sabido, cariños, nosotras tampoco. A ligar también se aprende y a follar ni te cuento) prefiere tirar balones fuera y declarar con total convencimiento que si él no moja el pizarrín es porque las tías ni le miran, porque las tías son unas superficiales, porque las tías solo se van con malotes, porque las tías solo buscan el dinero o, por resumir, porque las tías son unas zorras.

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Pero, de repente, un día, te quejas tú. Se te escapa una queja públicamente. A mí se me escapan por Twitter, por ejemplo. Se me ocurre decir: joder, qué ganas de follar. «¡Pero cómo te atreves, maldita fémina!» pensarán algunos. Otros simplemente abren la boca y lo que surja. Lo peor es cuando surge algo del estilo «no follas porque no quieres, porque yo te follaría encantado». 

Como diría Sergio Dalma: ¡¡Galilea, qué fortuna la mía!! ¡¡Alguien me quiere follar, qué puta suerte que tengo!! ¡¡Un completo desconocido me acaba de decir que le encantaría mojar su churrito en (iba a decir mi chocolate, pero es una metáfora terrible, así que esta frase va a quedar incompleta)!! Y que conste en acta y quedáis todos como testigos (pensará el hombre que acaba de ofrecerte sus servicios) que si me rechaza (o sea, si yo le digo que nanai) se confirma mi teoría de que las tías no follan porque no quieren, porque yo bien claro le he dicho que a mí no me importaría darle un meneo.

Moraleja del cuento: que los tíos no follen es culpa de las mujeres. Porque como las mujeres, claramente, y acaba de quedar demostrado, follamos cuando queremos, y no follamos cuando no nos da la gana, ellos no son más que marionetas al servicio de nuestras apetencias y ni pinchan ni cortan, o, mucho mejor, no tienen absolutamente nada de malo, somos nosotras las que los rechazamos como si fueran fruta pocha en el supermercado.

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La otra moraleja: mirad tías, tanto vosotras como yo, imagino, sabemos de sobra que esto de follar no es una fórmula mágica. Que muchas noches hemos salido de fiesta con ganas de marcha y nos hemos comido un buen mojón, y no pasa absolutamente nada. Porque esto, esto de querer follar y ponerse monísima para ver si pillas y al final irte a casa agarrada a un kebab, es lo normal. A veces suena la flauta y tú estás con ganas y encuentras un tío que te pone, pero otras veces no suena por más que aprietes el fuelle. Y no es tu culpa. Follar no depende exclusivamente de ti, ni te tienes que sentir obligada a follar solo porque eres una tía soltera que sale de fiesta. Y si follar no es solo cosa tuya y solo tuya, no te sientas mal cuando te ha picado el chichi y no has encontrado rascador. Te han hecho creer que esto depende solamente de ti para que tú te lo curres: para que vayas a la pelu, te compres vestidazo, te calces tacones y hasta te compres en un tuppersex una colonia con feromonas o no sé qué rollos, una mierda que atrae a los tíos. Pero es mentira. Follar siempre siempre depende de dos (como mínimo, pero el número puede crecer hacia el infinito), y si tú te lo curras y lo único que te encuentras es a un mono que piensa «qué suerte las tías, que folláis cuando os da la gana», lo más lógico es que se te baje todo menos las bragas.