Lo primero que hice al enterarme de la noticia (tarde, muy tarde… últimamente vivo en la inopia), fue meterme en Twitter y buscar a uno de mis twitstar favoritos, la de @norcoreano. Esperaba un festival loco del posthumor, pero no. Nada. Ni una sola declaración sobre el tema. El amado líder debe estar celebrándolo muy a tope; espero que cuando se le pase la resaca reaccione y nos deleite con alguna de sus ocurrencias. Y es que (permitidme la broma, estaba deseando compartirla): el body positive se ha instalado en las relaciones diplomáticas entre China y Corea del Norte. Ojalá en el mundo entero (guiño, guiño).

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Resulta estos días, varios medios de comunicación (de los serios) se están haciendo eco de que los jóvenes de la República Popular China se dedicaban a hacer y compartir memes, metiéndose con el físico de Kim Jong-un, en sus redes sociales. Lo llamaban cariñosamente «Kim Gordito III», por motivos evidentes. Sí, no es bonito. Se me ocurren un montón de motivos mucho más finos por los que hacer mofa del líder norcoreano pero, teniendo en cuenta el nivel de censura chino, quizás fuera una de las pocas maneras que tenían de mostrar el descontento generalizado con las políticas llevadas a cabo por el dictador. Hablo en pasado porque ahora ya no pueden; desde el gobierno han capado esa búsqueda en el Google y en el Twitter chinos. El siguiente objetivo será llamar fofisano a Trump, tiempo al tiempo.

El portavoz del Ministerio de Exteriores chino declaró en una rueda de prensa: «Desautorizamos que se hable del líder de cualquier país con expresiones insultantes» y negó que está decisión fuera una recomendación del gobierno norcoreano. Juegos de diplomacia y lavadita de cara del gobierno chino, en un escenario de tensión por el programa nuclear de Corea del Norte (entre otras cosas). Y de un plumazo todas las bromas megaelaboradas desaparecen de Internet. Magia.

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Este artículo es una excusa para poder poner gifs de Kim Jong-un (porque me fascinan), y para hacer un poco de política ficción. Imaginemos por un momento una decisión supragubernamental que obligue a todos a no juzgar los cuerpos. Una especie de ONU antigordofóbica o algo así, que luche por la inclusión de todos los cuerpos en el panorama internacional. Al margen de nuestras consideraciones sobre el tema de China y Corea del Norte (no es necesario ponernos tan intensitos), sería lo más.

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