Hoy he leído un artículo en el que hablaban sobre cuántas veces se hace referencia al físico de algunas escritoras. Ellas son, sorprendentemente, guapas, altas, delgadas, rubias… Ellos, en cambio son, obviamente, inteligentes. Tienen voces profundas, miradas atormentadas.

Recuerdo, entonces, las críticas recibidas cuando escribí que me gustan los hombres guapos: soy superficial y materialista, voy por la vida sin enterarme de nada. Juro que no daba más datos, mi pecado era ese: me gustan los tíos buenos. Para mirarlos, así de entrada. Si se dejan tocar, no me quejo. No insulté a nadie, no despotriqué contra los no guapos, no NADA.

nothing

Cuando elaboré las listas de lo que yo considero unos señores muy empotradores, el comentario de algunos fue : «¿Qué pasaría si nosotros hiciéramos una lista de tías empotrables? ¿Seríamos unos machistas». Sí, querido, porque el equivalente de Empotrador es  EMPOTRADORA, o sea, la que empotra, no la que es empotrada. Si es que estamos tan acostumbrados a ciertos estereotipos que ya nos parecen hasta normales.

Para escribir con conocimiento de causa, pero de la buena, busco en Google «Escritoras guapas» y, oye, vaya bellezones. Hago lo propio con «Escritores guapos» y AY, LA HOSTIA.

wtf

Me lo temía: algunos son guapos, sí, pero otros, PARA NADA. Una vez más confundimos ser interesante o atractivo con ser GUAPO. Gentes del mundo: ser guapo es ser guapo. Es una característica física, NADA MÁS. No tiene nada que ver con ser listo, ocurrente, simpático, buena gente… 

Curiosamente, esta confusión la sufrimos mucho más las mujeres que los hombres. Ellos suelen tener mucho más claro lo que es una tía buena. Nosotras nos montamos un mezcladillo entre su voz melodiosa, su capacidad intelectual y las eróticas varias del poder (profesores, jefes, ejecutivos agresivos) que no son ni medio normales.

Yo pensaba que lo tenía claro: hay unas características físicas objetivas que definen la belleza o la no belleza. Hay unas características de la personalidad que te hacen atractivo o no atractivo y aquí entramos en el terreno de los subjetivo. El resultado de todo esto a unos les parece apetecible y a otros no. Subjetividad total pero a lo loco. Lo que nunca me había planteado es que esto dependiera del género, pero parece que sí.

hostia

Se me ocurre que quizás hemos desarrollado esta capacidad para confundirnos porque así como los hombres, desde tiempos ancestrales, han rajado desaforadamente sobre la belleza femenina, no ha  sido así a la inversa. Hasta las narices estoy de aguantar miradas inquisidoras cuando comento lo buenorro que está este o aquel. Me viene a la mente el artículo sobre cierto político. Alguien me dijo que le estaba faltando el respeto al hablar de su físico. PERO VAMOS A VER. A otros les asqueaba porque su tendencia política les parecía repugnante. PERO VAMOS A VER OTRA VEZ. Por mucho que no me gusten los pimientos verdes, resulta que son verdes y si un tío guapo me cae mal, sigue siendo guapo. ¿Me explico?

Bueno, que me voy por peteneras. Vuelvo al tema de las escritoras: parece que su belleza sea algo a comentar ¿Quizás porque seguimos anclados al mito de las guapas tontas y al de las listas feas y descuidadas?

Entonces, ¿un hombre feo puede ser interesante y, por ende, atractivo sexualmente? ¿Pasa lo mismo en el caso de una mujer?

confused

No sé chiquis, que tengo un lío tremendo, yo que lo tenía tan claro.

Ayudadme.