Vamos a partir de una base muy sencilla para que nadie se pierda: Pablo Motos y, por ende El Hormiguero, son machistas 365 días al año (366 si cae bisiesto, no os penséis). Por eso está muy bien que en redes sociales y en medios nacionales se movilizase la semana pasada el caso de Las chicas del cable, una de las visitas de invitadas al programa más sonadas de los últimos meses. Pero también hace falta que no se nos olvide a la semana siguiente, o una vez pasado el furor del caso más reciente.
Por aquí ya hemos sacado el tema varias veces, en su día yo puse muy alto el grito en el cielo. Por aquel entonces era un invitado (hombre) y a las mujeres denigradas en cuestión ni se las dejaba hablar. Otro caso habitual del programa y del señor Motos.
Porque compartir la noticia de un caso gravísimo como fue la semana pasada el de Las chicas del cable está bien y ayuda a difundir que no se permitan estas prácticas en prime time. No toleramos que una de las series de mayor repercusión a nivel de producción internacional se vea ensombrecida porque a este señor le apetece hablar de perreo, de pelo, de sexo o de lo que le pareciera gracioso en ese momento.
Pero es que tampoco deberíamos tolerar el programa el resto de días. A lo mejor deberíamos empezar a ser coherentes con el trato que le hace ya no solo a invitadas, colaboradoras y extras en cada programa. Coherentes con nuestra opinión los días que pasan cosas así y los días que no. Porque con el machismo no podemos ser selectivas, tenemos que cortar por lo sano.
A mí ya no me valen los comentarios en plena jornada laboral de “¿vistéis ayer que gracioso El Hormiguero?» o los “Ah, pero es que hoy sale …” (llénese con el actor de Hollywood de turno o con esa persona que tanto te gusta…). Porque no podemos hacer excepciones. Alguien con la capacidad que tiene de llegar al gran público que se toma su responsabilidad y se la pasa por el forro de ese libro de prácticas que tiene tan años 50 no se merece concesiones.
Ni la semana pasada, ni hoy, ni mañana. Pablo Motos, no te queremos. ¿Qué opináis, chicas? ¿Queremos que Pablo coja sus bártulos y se vaya a predicar su machismo aberrante y maloliente a otro lugar lejos de la TV?
Pues eso, gracias.
