Para los que tienen la «buena suerte» –como yo– de estudiar o trabajar en pleno centro, coger el coche es misión imposible a menos que quieras morir en el intento. Si tienes moto o bici estás salvado, pero si no, tienes que recurrir al autobús/metro/tranvía donde día sí y día también te encuentras con personas realmente peculiares:

El psicópata: suele ser el que más miedito da. Normalmente está sentado solo, murmura cosas sin sentido o simplemente se queda callado y te mira fijamente como si estuviera decidiendo si matarte o perdonarte la vida.

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El espía: típico que se sienta a tu lado y siempre que miras el móvil él también lo hace: el TUYO, por supuesto. Tú pones mala cara e intentas apartar la pantalla de su campo de visión, pero ellos siguen intentando fisgonear.

El hablador: Yo no sé vosotros, pero cuando voy en transporte público me gusta estar callada, pensando en mis cosas y con los auriculares puestos. Pues bien, siempre hay algún día en que te sientas al lado del típico que parece que le han dado cuerda. Que si «voy camino del hospital porque me he doblado el tobillo» hasta «fíjate tú qué tarde es y yo sin tener la comida hecha». ¿Hola? No te conozco.

El indeciso: Normalmente antes de coger el autobús miro cuál me viene mejor o dónde tengo que parar y, si me desoriento, le pregunto al conductor. Pues el día que más prisa tienes porque llegas ultra tarde, está el característico despistado que no tiene ni puta idea de dónde está, qué línea ha cogido, ni dónde tiene que parar. Y claro, en vez de preguntar, le da por darle al botón de stop en cada parada… ¡¡¡Y LUEGO NO BAJA!!!!

El alérgico al agua: También suelen estar sentados solos, aunque sea hora punta y no quepa un alfiler. Tú, ingenuo, vas a sentarte pensando «¡sitio libre, que suerte!» ERROR. Tus fosas nasales captan el hedor nada más aproximarte y comienzas a entenderlo todo. Pero claro… también hay días en que estás tan cansado que te planteas el respirar por la boca sólo para sentarte.

El maleducado: ocupa dos sitios, porque ha puesto TODAS sus cosas sobre el asiento de al lado. Perdonad que os diga, pero el suelo está para eso. Si hay mil sitios libres, pues bien. Pero si está viendo a una abuelita de 90 años balancearse por todo el metro, que quite sus trastos y ya está.

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El megáfono: Típica persona que se pone a hablar por teléfono chillando y todooooos estamos escuchando la conversación. Yo entiendo que tengas una llamada importante, pero estoy en la otra punta y te estoy oyendo.

Los inadvertidos: Padre, madre, abuelo o cuidador que va con 5 o 6 niños alrededor. Están tranquilos durante unos minutos hasta que se empiezan a pelear entre ellos y aquello parece «Los juegos del hambre» pero, en vez de flechas, vuelan mochilas y lonchas de chorizo.

CUIDADO: si estás muy cerca de alguno de estos señores, puedes acabar pareciéndote al Psicópata. No digáis que no os advertí. 

Sonia P