Hola, muy buenas a todos. Mi nombre es Sara y no sé cocinar. (¡Hooola Saraaaa!).

Hoy vengo a contaros la historia de mis aventuras y -más bien- desventuras culinarias con el fin de que aquellos que estéis comenzando en el mundo de la preparación de alimentos no os sintáis solos. Y es que, a todos nos gusta comer, y más aún si es un plato exquisito y elaborado, pero… ¿os gusta cocinar? Apuesto a que si vuestra respuesta es «no», es que, como yo, no tenéis ni idea de cómo hacerlo.

Bien, lo primero es admitir que, efectivamente, lo más cerca que has estado de cocinar en tu vida ha sido el invitar a tus amigos a cenar y preparar una pizza, dícese sacarla del plástico y meterla al horno. Sí, yo también pensaba que eso contaba, pero no, no es cocinar que se diga…

pizza

Así que realmente la historia comienza el día que te independizas. Puede ser por un largo tiempo, para siempre o por una temporalidad moderada (tipo erasmus o curso en una ciudad distinta a la tuya).

Organicémoslo en torno a distintas fases o niveles.

FASE 1:

Comenzarás realizando una compra más bien desequilibrada, en la que frutas y verduras se mustiarán a la espera de que alguien haga con ellas algo más que un hervido pocho y soso (¿sal?¿qué es eso?¿Se le añade a qué?) y acabarás comiendo arroz y pasta todos los días de las primeras semanas. De hecho, todos hemos tenido de forma inicial lo que una compañera mía denominaba como la dieta de las tres P´s. Pasta, Patatas y Parroz. Obviamente, la tercera es arroz, pero ¿quién era yo para desmontar su filosofía de vida?.

dieta del estudiante

Con esto solo conseguirás generarte un corcho estomacal de grandes dimensiones así como sentirte más tonto que Pichote y añorar las -tan odiadas en un principio- judías verdes de tu madre y el lavavajillas de tu casa. Sí, cielo, el arroz se pega y hace costra. Como parte positiva, harás bíceps rascando el fondo de las cazuelas.

 

FASE 2:

Una vez visto que morirse de hambre o reventar en chocapic no es la solución a tus problemas, optarás por añadir carnes, pescados y verdura a tu dieta. Concretando; comprarás preparados congelados y lechuga y tomates a mansalva. ¡Oh!¡Néctar de los dioses ese aporte de frescos a tu dieta! No obstante, no te flipes, chata, que has cortado un tomate por la mitad y le has echado aceite y sal… y ese pescado rebozado, efectivamente, venía ya rebozado de serie.

Los congelados se te quemarán por fuera y se quedarán fríos por dentro, convertirás en suela de zapatos las carnes y llenarás la cocina de aceite cada vez que frías algo. No obstante, aumentarás tus puntos de experiencia y salud considerablemente. ¡Plink!:3

 

FASE 3:

Una vez dominada la taaaaaan complicaaaadaaa técnica de manejar los fuegos de la vitro -sí, admito haber incendiado trapos de cocina y carbonizado filetes por error- te atreverás a probar la nouvelle cuisine y te lanzarás a la creación de extraordinarios menús. En mi caso, mi leitmotiv se convirtió en «Si está bueno por separado, tiene que estar bueno junto, ¿no?»

leon

Mmmm… no, no especialmente está bueno junto aquello que por separado resulta sabroso, pero las probatinas te llevarán a descubrir especias y sabores nuevos así como encontrar una dieta más equilibrada al realizar grandes platos con guarniciones. No es la idea principal, pero así economizas también en el posterior fregoteo. La tortilla de patata y otras recetas sencillas serán el must de la temporada.

 

FASE 4:

Fase final del proceso culinario. La confianza ha aumentado y el miedo a tener que tirar comida cuyo sabor roza la tortura se ve sustituida por tus buenas dotes como anfitrión de fiestas y eventos. Invitarás a tus amigos a comer a tu casa las veces que puedas y subirás fotos a instagram de tus creaciones. 

Seguirás cocinando de forma mediocre, pero cada vez mejorarás un poco más hasta conseguir una estabilidad que… cuando vuelvas a tu casa, perderás de nuevo.

Y es que, nada está tan rico como la comida que hace tu madre.homer comida