Cuando éramos niños y adolescentes, lo normal es que fueran nuestros compañeros (o nosotros mismos) los que lleváramos ortodoncia y no la «gente grande». Sin embargo, cada vez son más los adultos quienes, por estética o por necesidad, deciden llevarlo. Como persona que tuvo ortodoncia hasta los veinticinco, os diré que no fue para tanto, pero claro

Hay situaciones cotidianas a las que debes enfrentarte de otra manera y que solo te preocupan si estás en la edad adulta:

Nada más colocarte el aparato pensarás que todo el mundo te mira porque eres una adulta que lleva ortodoncia-como si eso fuera lo más interesante que sucede en el mundo-. Pero da la casualidad que ni eres la única de tu edad que lo lleva ni te miran por eso. De hecho, es más que probable que el 90 % de las miradas que sientes sea producto de tu imaginación -aunque también es posible que si te miran no es por tu ortodoncia sino porque ese vestido te queda muy bien ¿Lo has pensado?-.

Que sí, que haces un movimiento envolvente al cerrar la boca para no engancharte con ningún bracket; que sí, que tienes la sensación de hablar rarísimo, que apenas abres la boca para que no se te note. Pero que tranquila, que esas cosas son normales y lo de hablar raro enseguida se pasa, así que no te agobies.

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Cuando a una le colocan la ortodoncia surge la GRAN pregunta: ¿se acabaron las mamadas? NO. Uno de los mayores temores (de hombres y mujeres) es que al llevar aparato se acaba el sexo oral. Y no amiga, obviamente has de tener más cuidado pero nada más. Pronto descubrirás que antes que él, serás tú la que pueda salir «dañada» porque, mientras su pene queda intacto y satisfecho, tu boca parecerá un campo de minas con todas las llagas que te has hecho al presionar tanto el aparato (el de la boca) contra el interior. Así que tranquila, el sexo oral no corre peligro.

Por norma general, los que llevamos o hemos llevado aparato en la edad adulta no sonreímos  en las fotos. No es que estemos cabreados ni que odiemos el mundo, es que ya nos hemos visto inmortalizados en alguna imagen y el resultado ha sido nefasto. Por eso siempre intentamos mantener la boca cerrada: para no ver cómo el flash se refleja en nuestros brackets. Obviamente, no siempre lo conseguimos.

Comer fuera de casa es todo un reto. Primero porque al leer la carta no ves platos si no futuros habitantes furtivos que permanecerán entre los dientes, alambres y grapas si no tienes cuidado. Obviamente las espinacas ni mirarlas. Pasarse a los bocadillos tampoco es buena opción, porque a cada mordisco que le des, te pasarás la lengua por los dientes comprobando que todo sigue en su sitio. Así que elige con cabeza, algo rico pero fácil de masticar si no quieres pasarte toda la comida acojonada.

Tardas más en lavarte los dientes que en vestirte y maquillarte. Ya no es solo cuestión de higiene, es PAVOR a que se te quede una minúscula partícula de un alimento y  que salga a la superficie justo cuando pisas la calle.

Bajo ningún concepto comas limón o cualquier alimento ácido porque te recuerdo que llevar aparato implica soportar una boca llena de llagas y heridas. Puede que al principio quieras hacerte la dura y pienses ¡Bah! Así se curan antes. Hazlo, cuando pegues tal grito que despeine a todo aquel que se encuentre en un radio de 5 km., me cuentas.

Puede que el momento más humillante -solo superado por el instante en que averiguas que tienes todas las grapas llenas de comida- sea cuando sonríes y, cuando procedes a cerrar la boca, el labio superior se queda enganchado en la grapa de uno de los paletos. Aquí solo hay dos opciones: sonreír en plan sí, esto me suele pasar o actuar como si nada hubiera pasado.

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Yo elegía la primera, pero es que me hacía gracia.

Por último, si alguna piensa que nunca jamás volverá a ligar, tranquila: la ortodoncia no es un impedimento. De hecho, puede que hasta ligues más porque, aunque no es muy acertado, muchos chicos lo utilizarán como excusa para acercarte a ti -yo me harté de escuchar como frase rompehielos: Me gustan las chicas con aparato, les aporta personalidad. Nunca supe cómo tomarme eso-, aunque luego se líen y acaben llamándote sonrisa metálica -sí, me pasó a mí-.  Ligar vas a ligar, y te encontrarás a los mismos metepatas y gilipollas de siempre. Así que tranquila que vas a ligar, fornicar y hasta emparejarte si lo deseas,  igual que sin ortodoncia, vamos.

aparato

Como ves, llevar aparato no es el fin del mundo, así que no dejes que un trozo de metal te condicione y  a disfrutar de la vida.

 

Imagen portada: Divinity