Me molan los bolsos, si; en todas sus formas y colores y las mochilitas también pero he de confesar que una pequeña picazón interna me recorre cada vez que veo a un tío guardando cartera, móvil y llaves en los bolsillos de sus pantalones y cuando intento hacer lo mismo…

 

Un minuto de silencio por aquellos móviles que murieron ahogados en váteres de todo el mundo porque el único bolsillo de tamaño decente lo ponen en nuestros panderos.

 

Pero, ¿qué pasa con los bolsillos en la ropa de mujer?

Yo no había pensado demasiado en el asunto hasta que tropecé con este artículo y entonces se me pusieron los pelillos como escarpias. Mi cabecita no le había dedicado mucho tiempo al tema bolsillil, por lo que todo lo que había concluido es que nuestros vaqueros prescindían de bolsillos porque a más embutidas con más tela, más incomodidad; y como nos flipan unos pitillo aunque tengamos que entrar en ellos con vaselina pues ¡hecho!, ¡quitadnos los bolsillos!.

Entonces, un día cualquiera, ¡PLOF! el Hada Madrina de la información se presenta ante ti, y a golpe de varita de click en Google te encuentras uno, dos…diez … un montón de artículos y de posts que hablan del mundo bolsillo.

Yo estoy a tope con el movimiento, que ya me cansé de buscar el bolso perfecto con el que poder bailar sin arrear bolsazos a todo cristo en la disco como si fuera la Seisdedos. Y es que o sales con un cordón policial para dejar volar tu bolso entre vuelta y vuelta con un diámetro de seguridad o le abandonas a su suerte en cualquier rincón del bareto sabiendo que tienes tantas posibilidades de volver con él a casa como las tienes de hacerlo sobria.

 

A ver señores de la moda, que seguiremos comprando bolsos, sobre todo porque son super cuquis y porque nos gusta llevar lo mínimo en contadas ocasiones, pero por favor, ¡devuélvannos nuestros bolsillos! Porque son nuestros, porque los queremos y porque nos los quitaron por una razón tan fea y de opresión que no queremos ver que siguen sin estar ahí.