Vivimos con la cámara en la mano, con el móvil  preparado para fotografiar lo que queramos en un instante. Esto es maravilloso, si no fuera porque vivimos en el universo selfie y tú, cuando naciste, te dejaste la fotogenia abandonada en el útero de tu mamá.

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De niños esa carencia no se nota porque somos graciosos. Con mocos, la boca abierta, haciendo muecas o con los ojos cerrados, éramos unos salaos y no pasaba más. La instantánea siempre iba (y sigue haciéndolo) a provocar un Oooooooh, qué gracioso. El problema es cuando crecemos y esa monería que tantas veces nos salvó el culo, se pierde. ¿Qué pasa entonces? Que dependemos de nosotros mismos para salir bien en las fotos. Y ahí es cuando se fastidia la cosa.

Hay miles de consejos para salir bien en las fotografías pero, desde mi punto de vista, el fotogénico nace y no se hace. Y esto se agrava más si, como yo, cada vez que veis un objetivo os ponéis tan tensos como si os estuvieran apuntando con una pistola.

Pero amigos, no es el fin del mundo. Aquí tenéis unas pautas para que podáis convivir en paz con esa falta de fotogenia:

1. No eres fotogénico. JÓDETE Y ASÚMELO.

Cuanto antes mejor. Es muy posible que nunca llegues a estar satisfecho con el resultado y, por muchas veces que repitas la foto, tú serás quien no salga bien y mucho menos como te gustaría. Así que afronta la realidad y apechuga con ella.

2. Bajo ningún concepto te compares con tus compañeros de foto.

En realidad, no  debes compararte nunca con nadie. Pero ciñéndonos a este tema, tienes que asumir (volvemos al punto anterior) que ellos pueden que salgan bien y tú…simplemente sales. Al final lo que importa es recordar el momento. La foto…no la mires mucho.

 

3. No sigas los consejos acerca de cómo salir bien en las fotos.

Esto no es obligatorio, si quieres hazlo. A lo mejor en tu caso funciona a base de esfuerzo y constancia, pero, por propia experiencia, es mejor que te coloques de la forma más natural posible, porque si andas que si colocando la cara de un modo,el pelo del otro y esbozando una sonrisa pero no demasiado exagerada…seguro que sabes el resultado. Así que haz lo que puedas y «p’alante».

4. Si la ocasión lo permite, haz el gilipollas.

Cuando uno hace el tonto los músculos se relajan, el resto del grupo seguramente te imitará y es muy posible que no seas el que peor salga. Además estarás mucho más relajado y si no sales bien, por lo menos ha sido decisión tuya. TÚ has querido hacer el bobo y sales mal porque TE HA DADO LA GANA. Ya está.

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5. Ríete de ti mismo.

Es obvio que habrá situaciones en las que te gustaría salir como una modelo pero, como ya hemos dicho, no es posible. Así que si no sales como querías. Ríete de ello. Ya sabes lo que dicen de la risa ¿no? Pues eso.

6. Sé tú mismo.

Puede parecer un punto tan básico, tan de psicología barata, taaaan lo que tú quieras. Sí. Pero sé tú mismo, en serio. No vas a dejar de sonreír o hacer el tonto o colocarte en la postura con la qué tú no te sientes cómodo para salir algo mejor en una foto (algo tampoco te asegura el éxito).

Para terminar…

Jódete, asúmelo y mira al objetivo con la cabeza bien alta. ¿Sales mal? Bueno. No vas a dejar de fotografiarte con tus amigos por eso ¿verdad?