Que sí, titis, que sí, que somos unas brujas… ¿Y lo que mola?

Ahora, en serio. Nos encanta ser unas brujas. Pero no nos engañemos, que ser brujas no es un insulto. O yo al menos no lo admito como tal. Por una sencilla razón. Todo lo que sea un insulto para un sexo y no para el otro… es un poquito (una miajina, na más) de sexismo. Ni brujas, ni putas, ni calzonazos,… todo eso es un poco de sexismo del chuno y no va conmigo.

Por tanto, señoras, somos brujas. Y eso mola. Y si aún dudáis, os voy a dar siete maravillosas razones por las que mola tanto:

Risa malvada

Es lo más molongui del mundo reírse como una auténtica Maléfica. ¿Os acordáis de vuestra última carcajada de malvadas? Igual fue una amiga contando lo tonto-bobo que era su ex que se pensaba que ahora que está soltera puede volver a dar grima, o alguien que se dio un tropezón muy tonto en la calle,… El resultado era el mismo: toda tu mandíbula en todo su esplendor y una risotada descarada e insolente. De esas que te alegran el peor de los días.

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Animal lovers

Gatos, caballos, lobos, cuervos, serpientes… ¡¡Son tan monos todos!! Una bruja siempre está en mayor sintonía con la naturaleza. A los humanos habrá días que ni mirará a la cara pero, ¿a los animales? ¿quién puede resistirse a los animales?

Además, los animales nunca fallan. Como nosotras. Son demasiado leales y obvios en sus códigos como para que eso pase. No son traperos y traicioneros, por más que algunos de la lista hayan sido tachados de tal cosa. Pero eso sabemos de sobra porqué ha pasado, porque son unos incomprendidos. Como nosotras, con nuestra locura.

El ritmo en las venas

Será la consecuencia de tantas antecesoras en aquelarres a ritmo de percusión loca o que somos unos culo inquietos que por no tenerlo parado hacemos lo que sea, hasta bailar por mucha vergüenza que nos dé a algunas.

Pero es entrar a un garito y ya, independientemente de que te guste o no, pillas el ritmo, lo marcas con la cabeza, con los pies o con el dedito que se mueve sobre el cristal de la botella. Y ya si te gusta, lo bailas como si no hubiera mañana.

El movimiento es sentirse libre, dueña del espacio, cabraloca,… ¡imparable!

Oye, que tendremos curros de mierda (o ni tendremos), que nos habrá dejado el enésimo churri o que tengamos a alguno volviéndonos más locas aún, que eso de ser las raritas nos pasa factura,… ¡Pero que nos quiten lo bailao, y que lo bailao lo disfrutemos!

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Encantas, de que hechizas, no de que eres un encanto

Hace poco lo veía en una página en facebook (Destino:placer): “Quien tiene magia, no necesita trucos”.

Somos así, tenemos esa chispa, esa luz, ese Firework que diría la Perry. Brillamos con luz propia. Y esa luz propia es lo que hace que una sonrisa nuestra valga más que el mejor de los modelitos.

Muchas veces ignoramos esta luz que desprendemos y eso mismo nos hace desconfiar de qué ha podido ver la gente en nosotras. Chicas, ¡¡que hay que ser conscientes!! La que vale, vale y la que no, que lo intente. Que nos reiremos bien alto.

La sabiduría está de nuestro lado

Yo suelo decir que “nacimos viejas”. A que si os digo una frase, ¿os resuena?: “eres muy madura para tu edad”. ¿A que lleváis oyéndolo años? ¿Y a que por más que cumpláis años lo seguís escuchando?

Somos personas atentas, perspicaces, que pillan las sutilezas y que se dan cuenta de cuándo hay un patrón por detrás. A veces se nos cuela alguno, claro, que esto tampoco es ser de los X-men. Pero sabéis de lo que hablo.

Como aquella vez cuando tu amiga empezó a flaquear con su churri amantísimo de toda la life, viste la tormente venir, avisaste, no te hicieron ni caso nadie y al final te tocó sacar los paraguas justo a tiempo. Pues ea.

Ese sexto sentido

Aunque no seamos superheroínas del todo, sí que nuestra inteligencia va más allá de entender lo que ya pasa. Es lo bueno del lado oscuro, que te permite ver luces lejanas con una claridad incomparable.

Ese día que te levantaste y algo se te escurrió de las manos y pensaste “ui, hoy va a pasar algo”. Y pasó. También podríamos pensar que nuestro mero pensamiento nos conllevó a una cadena de acciones que desencadenaran así,… pero, eh, el resto del mundo también se puso de acuerdo en hacer que las agujas fuesen en esa dirección, ¿no?

Somos poderosas

Esto en realidad es una suma de todo lo demás y del gran salto que damos cuando nos damos cuenta de que ser unas locas, unas brujas, unas malignas,… es maravilloso.

Porque lo que realmente la gente nos dice es que a ver porqué tenemos que saber tanto, ser tan alegres y dicharacheras, saber hacer frente a tantas adversidades, seguir sonriendo y porqué ellos no. Lo siento, amichis, esto va en el ADN.

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Ser una “tía echá p’adelante” es como el “pedigrí”; el contexto debe ayudar (y a veces ayudar es hacerte la vida imposible), pero si no lo tienes, no lo intentes. Que las que lo tenemos, bien que lo aprovechamos.

Por eso, cuando alguien os diga que sois unas brujas, unas retorcidas, unas malvadas; vosotras hinchad ese pechamen, subid esa barbilla y sonreíd. Os están diciendo que sois quienes hacen temblar al mundo porque sois quienes tienen la capacidad de cambiarlo.

Norma Ageito