O una madre de mierda, que para el caso es lo mismo. No exagero, lo indican mis redes sociales que, como todos sabemos, expresan la realidad de la vida misma.
Quiero hacer una foto de mi caótica relajada vida de madre pero no hay manera de ordenar la habitación de Ikea inspiración nórdica de los nenes para jugar con ellos mientras gritamos reímos y se arrean como bestias nos abrazamos.
Es imposible pillar a mis hijos sin que me pongan jeto. Nada que ver con la niña de Alessandra Ambrosio. El lunes les pillé sonrientes pero con un lamparón de boloñesa en la camiseta. Algo que nunca les pasa a ninguno de los 4 retoños de Heidi Klum, YA ES CASUALIDAD. O no comen, o lo hacen desnudos o una de las 6 niñeras Heidi les cambia justo antes de la foto.
Les apunté a Yoga, que es muy moderno y les da sosiego. Así de paso lo podíamos practicar juntos como hace Gisele con sus bebés. Al cabo de dos días la profe yogui me suplicó que no les llevara juntos porque daban por culo que no era normal no se concentraban. El día que intenté probar unos asanas con ellos en casa acabé con los chakras hechos mierda y al borde del lexatín. Gisele, si lees esto porfa dame la marca de maniquíes infantiles que usas, a ver si tienen el modelo RuskiFlacoHiperactivo.
Como lo del Hatha no me funciono, decidí algo más sencillo: un besito fraternal siempre queda muy mono. QUÉ GRAN IDEA. Ojo el fostiazo que le calzó el mayor a su hermano cuando le vió acercarse morritos en ristre.
La foto de frente es un imposible. Vamos a buscar una puesta de sol y les planto de espaldas. NO PUEDE FALLAR. El único día que conseguí llegar al paisaje perfecto con luz perfecta, no dejaron de hacerse cuernos con los dedos y cuando parecía que ya lo iba a lograr, el pequeño me enseñó el culo (abierto para más detalle). Resumiendo, que para cuando dejamos la cornamenta y cerramos el «hojaldre», allí ya no quedaba ni Sunset ni madre que lo parió.
Está claro, si mi imagen de madre ideal tiene que depender de mis hijos, cagada la hemos. Así que decido proyectar mi imagen de #Supermom prescindiendo de mis retoños.
ALLÁ VOY.
Pienso en hacerme #runner, pero tengo las rodillas fatal y a mis 42 palos eso solo va a ir a peor.
Opto por el deporte a puerta cerrada. Por más temprano que me levante, no me da tiempo de hacerme el porridge de chía y la ensalada de frutas ecológicas antes de ir al gimnasio para hacer aeroyoga y crossfit con un conjunto ideal en tonos flúor. Es más un rollo «me planto lo primero que pillo y me zampo unas galletas de pie mientras les grito que se vistan de una p*** vez». Al gym, obviously llego tarde y me conformo con un rato de cinta. No acabo de verme como imagen de #fitmom, la verdad.
Cambiemos de táctica.
Vamos a la alimentación. Me tengo que hacer vegana sí o sí. En el peor de los casos, ecológica a tope. Eliminaré de mi dieta la carne que es de lo menos fashion, la leche de vaca que es una vulgaridad supina y las frutas de la huerta murciana porque ahora se llevan los «superalimentos», el #eatgreen, el #glutenfree, el #eatclean y el #cómeteuncactusyverás.
PERO LA VUELVO A CAGAR.
A mí es que me quitas el Cola Cao con galletas in the morning y no soy person… y Oh My God, ayer merendé un bocata de mortadela en lugar del sanísimo smoothie de pepino, remolacha y kale.
MIERDA.
Lo intento con las posturas de yoga, que no quiero ni comentar lo de mi flexibilidad, en los selfies me salen papadas, ojeras y brillos inauditos. Quiero ir de mercadillo vintage pero acabo en la tienda de la esquina…
En fin, que me rindo, que ni #Sumermummy ni nada que se le parezca, que a Miranda, a Beyoncé y a JLo les queda muy bien pero que yo me levanto con legañas, no con pestañas postizas y si tengo que elegir entre la avena y el chocolate con churros, #churrosforever, I´m sorry.
