He leído por ahí un artículo sobre lo feos y deprimentes que son los pechos caídos. Ay, que asquete, sí. Tetas que cumplen años y cambian a la vez que sus dueñas. Habrase visto. Malditas insolentes…

El artículo planteaba dos problemas: la edad y la maternidad, los dos aliados de los pechos caídos. Son inevitables (al menos cumplir años, y no es que sea inevitable, sino que parece mejor que la alternativa). Pero seguro que se puede hacer algo para borrar el rastro de ambas, edad y maternidad. Porque ya sabéis que, gracias a American Pie, la mujer moderna tiene un gran objetivo: ser una MILF (aunque poco tiene que ver lo que ahora se llama MILF con lo que representaba la madre de Steve Stifler). Una “Mom I’d Like to Fuck” (en español, una MQMF, una “Madre Que Me Follaría”), atractiva y apetecible incluso para los más jóvenes. Y digo yo…

Pero vamos a ver, chiquitín, ¿quién te ha dicho a ti que a mí me interesa que me quieras to fuck? ¿Quién carajo eres tú y por qué crees que necesito tu aprobación, pequeño machistillo? ¿Sabes qué? Yo no soy una MILF, yo soy una MWLF. Y te voy a explicar la diferencia:

Una MILF es una madre que ha conseguido no parecerlo. Que mantiene un cuerpo cuasi adolescente de pechos turgentes y abdomen terso. Una MWLF no sólo parece una madre, sino que se enorgullece de ello. De mostrar su cuerpo creador y nutritivo.

Una MILF también mantiene una actitud cuasi adolescente, a juego con el cuerpo. Inocente y juguetona. Una MWLF hace tiempo que dejó la inocencia a un lado, porque su sabiduría no cabe donde cabe la inocencia.

Una MILF basa su poder en las medidas de su cuerpo. Una MWLF basa su poder en lo que puede hacer con él.

Una MILF es un cuerpo. Una MWLF es una actitud.

Una MILF pasa a tu lado y espera que la mires. A una MWLF le repatina si la miras o no, y siéntete halagado si te ve lo bastante hombre como para mirarte.

Una MILF podrá (o no) saber mucho sobre sexo. Una MWLF sabe sobre sexualidad a unos niveles que tú ni siquiera sospechas que existen.

Una MILF espera que conozcas su cuerpo. Una MWLF conoce su cuerpo con una profundidad que te daría vértigo (y además lo sabe).

Una MWLF es capaz de disfrutar su cuerpo y su sexualidad de una forma tan natural, tan literalmente salvaje, tan libre de juicios, me atrevería a decir que tan mística, que tú y tu MILF os marearíais al primer orgasmo.

A una MILF la eliges. Una MWLF te elige a ti.

Una MILF lo es sólo porque tú, don nadie, decides que lo es, y por tanto sin ti no puede ser. Una MWLF sólo depende de ella misma. Asústate: no te necesita.

Chiquitín, yo no soy una MILF, soy una MWLF: una Mom Who Likes to Fuck. Y no sabrías qué hacer conmigo.