Ayer, en uno de mis largos descansos de estudio, abrí Facebook para ojear últimas noticias y me encontré con un artículo de Telva que me llamó mucho la atención: La moda que viste la Generación Z. El post de Facebook no daba detalles, así que mi curiosidad y las pocas ganas de estudiar me hicieron clicar en el artículo e ir directa a leerlo.

Empecé a leer y vaya decepción. La Generación Z somos todos aquellos jóvenes que hemos nacido a partir de 1994, por lo que pensé que me podría sentir identificada al leerlo. Pero no fue así. Y el motivo es porque Telva destacó a Brandy Melville y a Brownie como dos de las marcas que arrasan entre las adolescentes. Deseé haber leído mal. Pero no, es la cruda realidad.

Brownie y Brandy Melville son marcas famosísimas entre las chicas de mi edad -20 años- y entre las más pequeñas, y no sabéis lo que me horroriza que sea así. Su ropa me encanta –una por sus looks más clásicos y frescos, y la otra por su aire californiano y moderno-, pero su filosofía como tienda de ropa NO. ¡Me horroriza!

¿Y por qué? La archiconocida e idolatrada Brandy Melville no me permite entrar en la mayoría de su ropa – a mí y a muchas otras chicas- por su política de tallas únicas. Gracias, de verdad. A mí no me afecta ya, pero a muchas niñas sí. Yo cuido de una niña de diez años y el otro día al pasar por una de las tiendas que tiene en Barcelona me dijo: “me encanta esta ropa, pero yo no quepo en ella porque no estoy muy delgada”. Se me rompió el corazón.

Pero es que la cosa va más allá. Frases como esta, decepciones y bajadas de autoestima suceden casi a diario cuando chicas que pasan de la talla 38 quieren ponerse los pantalones que ven en Instagram y llevar los crop tops tan divinos que ven en todas las revistas. Y me indigna. Brownie tampoco se queda atrás: hace dos años una conocida pidió una talla más de un jersey y la dependienta –con mucha simpatía claro- le dijo que no tenían, que Brownie no es una tienda para chicas de su talla. Así, tal cual.

Brownie y Brandy: dejad de frustrar a miles de niñas y adolescentes que lo único que quieren es entrar en los pantalones que llevan sus amigas. No quieren nada más: no aspiran a ser vuestras modelos ni a ser vuestras dependientas, no temáis.

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Madres, tías y abuelas: no permitáis nunca que vuestras hijas, sobrinas o nietas se sientan menospreciadas por no caber en la ropa de una tienda. Vosotras sois más fuertes que nosotras y muchas veces necesitamos un tirón de orejas por sentir que se nos cae el mundo al no entrar en un bikini de la talla 38.

Claudia Chueca