Como sabéis, la pasada noche se celebró la 89a gala de los Oscars, una edición que siempre se recordará por el error de proporciones descomunales al entregar el premio a mejor película.

Pero como no, yo he venido a hablar de la alfombra roja, un poco menos decepcionante que la edición anterior, la verdad sea dicha…

Los blancos y dorados triunfan y enamoran a partes iguales, del Zuhair Murad de Chrissy Teigen ya os hablé en éste post. Michelle Williams tan etérea como siempre me ha conquistado con su sencillo Louis Vuitton, pero para nada supera a mi querida Emma Stone y  su maravilloso Givenchy.

Este vestido clásico pero igualmente impactante merece ser visto de todos los ángulos, y bueno, no os voy a mentir, gran parte del propósito de ésta foto era ver a Leo…aish.

La edad no está reñida con el estilo, de hecho, dos de mis preferidas de la noche sin duda han sido Meryl Streep (con polémica y rumores incluidos) e Isabelle Huppert, de Elie Saab y Armani Privé respectivamente.

Cuatro de los vestidos que han gustado y disgustado a partes iguales, a mi personalmente me han encantado. Octavia por atreverse con color, volumen y escotazo, Halle por llevar otro de mis vestidos esperados y por último Priyanka y Jessicar por defender como nadie dos vestidos bastante raros y difíciles.

Ya en la fiesta post Oscars de Vanity Fair hemos podido ver por fin a la injustamente olvidada de los premios Amy Adams, con (como no) un maravilloso, clásico y elegante Tom Ford. De nuevo gana en elegancia y estilo Isabelle Huppert, con éste vestido rojo que no desmerece en absoluto al que lució horas antes. Y destacan también a Emma Roberts (mucho mejor en ésta fiesta que en la alfombra roja) y el original vestido bicolor de Sara Paulson.

He echado en falta a Kate Winslet, Naomi Watts y Cate Blanchett. Tres de las grandes actrices que siempre dan mucho juego, además de como siempre, algo más de diversidad, como era de esperar (solo un par de actrices con curvas y casi pasan inadvertidas), supongo que otra vez será…