Lo primero que he pensado al leer el titular esta noticia es que era, obviamente, del Mundo Today. Pero no. La brillante idea que propone un tal Steve Miller es instaurar un día al año en el cual escojas a alguien de tu entorno (un amigo o familiar) y le recuerdes lo gordo que está . ¡Pero ojo, que es por su bien! Según este caritativo señor, este día no servirá para humillar a la gente con sobrepeso sino para salvar millones de vidas, porque claro, como todos sabemos, lo único que puede salvarte de la obesidad es que venga un colega y te diga en voz alta: ¡GOOOOOOOOOORDO!. ¡Gracias hombre, así sí!

La cosa no se queda ahí. Cuando le preguntaron a Miller sobre los detalles de esta iniciativa, aseguró que la persona que avise a su amigo de que está gordo, deberá también responsabilizarse a la hora de echarle una mano y ofrecerse como compañía para hacer deporte. Pero no os creáis que es un monstruo, nuestro amigo emprendedor pide por favor suavidad y discreción a la hora de llamar gordo a tu amigo o familiar. Todo un detalle por su parte.

Las declaraciones de Rivkie Baum (editora de una revista de tallas grandes) me parecen sin embargo bastante acertadas. Rivkie insiste en que recordarle a tus amigos que están gordos solo les genera ansiedad y provocará el efecto contrario al sugerido por Steve Miller. Además dice algo muy sabio, ¿por qué hay tanta gente que piensa que los gordos no saben que lo están? Vas por la calle y alguien te grita ‘gorda’ como si tú no supieras cuanto pesas. ¿Se siente mejor la persona que te recuerda la evidencia? Todo un misterio.

Coñas aparte. Esto no es más que una versión ridícula y ampliada de todos los que vienen diariamente a decirnos ‘adelgaza nena, te lo digo por salud’. Y para eso mi querida Betty ya escribió un post hace unos meses con el que estoy plenamente de acuerdo. Los que tenemos sobrepeso no necesitamos precisamente que nadie nos lo recuerde, para eso ya tenemos al espejo cada mañana. Tampoco necesitamos consejos que no hemos pedido ni experiencias de ex-gordos recordándonos lo mal que se sentían cuando todavía no habían conseguido su objetivo de estar delgados.

Cuando alguien quiera perder peso y esté plenamente preparado para ello, no os preocupéis, BUSCARÁ AYUDA. Que tú vengas a tocarle los cojones ‘por salud’ no va a hacerle cambiar el chip. Sino preguntadle a mi madre, que me lo dijo durante años y hasta que a mi no me dio la gana no me puse a ello. Menos aconsejar, más apoyar. Ay amigo Miller…