No siempre se quiere o se puede hacer planes con otra gente; a veces todo lo que te apetece es quedarte en casa sin tener que lidiar con otros humanos.

Es que a veces el mero hecho de ir al cine puede romper el último hilo de paz interior que te queda, porque no sé a vosotros, pero a mi casi siempre me toca el típico gilipollas que no para de cruzarse de piernas o yoquécaralloséquehaceelmuyimbécil y ¡venga pataditas en el respaldo de mi butaca! Con lo caro que está el cine, ¡como para estar a disgusto!.

Si a eso le añades que hace frío, llueve o cualquier otra inclemencia meteorológica o que estás en plan Draculín (¡no quiero ver la luz del sol!) o que porque has pisado poco tu home, Sweet home últimamente no es necesario que te pongas a contar las gotas de gotelé que tiene la pared de tu cuarto para pasar el tiempo.

Si, amichi, se puede hacer de un finde en casa contigo misma algo más que una frase de lunes de “me quedé en casa” acompañada de un gesto de vergüencita/pena, y yo te voy a contar mis planes favoritos:

 

1. Cantar hasta la afonía

Me gusta tanto cantar que hasta en el curro me conocen por ello. Mis findes conmigo misma más divertidos han sido dándome atracones de Sing Star hasta que, sí, literalmente me he quedado afónica. Otras veces he resuelto poniéndome en Youtube temazos con su letra (las versiones karaoke no son tan molonas) y venga a berrar como una loca. Además los videoclip motivan tanto que acabas abriendo el armario para sacar cuatro trapos que ponerte para hacer que tu entonación de Like a virgin sea más creíble si vas caracterizada de Madonna.

 

2. ¡Baila, baila, baila!

¿qué seria de la vida sin música y sin poder dislocarse la cadera de tanto énfasis? Bailar mola mil, lo hagas como lo hagas, pero si lo haces en bragas y a lo loco es una pasada. Pintarte los morros de rojo vistiendo ese picardías que ya estaba cogiendo olor a naftalina y hacer tu baile más hot con silla incluida, para ti misma te llena de un no sé qué, que qué sé yo.

Si lo que te apetece es otro rollito, cargar unos videos de Zumba en Youtube te hará sudar un rato con canciones que oirás el finde que viene en los bares seguro.

 

3. Baño de sal con velitas y música relax

Darse un baño calentito es lo más, pero aún mejora si, por unos centimillos, añades un par de kilos de sal de cocina a tu bañera, eso si, no utilices otros productos como champú o gel de baño en este momento. Te ayudará a desintoxicar tu cuerpo serrano (o esa es la teoría, puedes consultar a papá Google) y si mojas tus cabellos de sirena además de quedarte unas ondas surferas preciosas el pelo te quedará suavecito como la seda.

 

4. Sesión de maquillaje y selfies a dolor

¿Qué mejor momento para practicar ese eye liner?¿no te acabas de atrever a probar las sombras rojas porque no estás segura de que sean lo tuyo? Pues dale a ese vinilo de Mecano y sombra aquí, sombra allá, maquíllate, maquíllate y hazte unos cuantos selfies monísima y atrevidísima. Igual ese maquillaje rollo Drac Queen es too much para salir a la calle pero en casa te sientes divina así que prepara el disparador automático de tu cámara y posa como una leona.

Si además puedes currarte unos escenarios para tu posturno o tienes lo que viene siendo una Señora Cámara, jugar con tiempos de exposición y diferentes tipos de iluminación te van a dar resultados exquisitos y te vas a sentir toda una artista.

 

5. Libro, copita de vino y almendruquis

Una buena lectura alimenta el cerebro, pero si va a ser larga, ese body también va a necesitar repostar, así que sírvete una copita de vino, que todo sea por hidratarse (aunque en realidad el alcohol deshidrata, pero bueno, la cosa es que es líquido, no?) y algún snack para tener la energía requerida de pasar las páginas, no te vayas a desmayar del esfuerzo. Unas almendras van genial con un tintorro, pero eso ya se sabe, a gusto del consumidor.

 

ups! Me olvidé del libro.

 

6. Limpia, organiza y tira

Ya sé que no suena al planazo de la semana pero en realidad te quedas tan a gusto al quitarte de encima cosas inútiles (esto ha sonado mucho a ex, así que ya que te pones, deshazte de sus recuerdos si te ves brava).

 

7. Haz tu tarta favorita sabiendo que será tu merienda, cena y desayuno

Yo diría que es una de mis cosas favoritas cumpleañeras; estar comiendo tarta hasta que solo queda la bandeja. Pero vamos, que no hace falta esperar a que te caiga otro palo para hacerte una Carrot cake maravillosa, una Selva Negra que sude chocolate por todos lados, o para las más tradicionales, una tarta de la abuela de galletas.

 

8. ¡A por esos pelos! + sesión spa de pobretona

Momento perfecto para ponerte el tinte, ya ni te hablo de la henna si la usas (requiere hoooooras y hoooooras para que suba el color). Si te dan ataquitos tijeriles como a mí, que así sopla el viento me meto un buen corte de melena, ten preparado el número de alguna peluquera por si hay trasquilón de urgencia.

En lo que esperas a que el tinte, o la mascarilla super hidratante especial sirenas haga efecto, mete tus piececillos de humana un cubo con agua calentita, sal gorda y algún aceite esencial para relajarte. Después corta y pinta uñas.

 

9. Conócete a ti misma

Si, si, me refiero a que te masturbes, pero bien y mucho. ¿te preguntas si eres multiorgasmica?¿aún no os han presentado formalmente a tu punto G y a ti? Tienes un día entero por delante para explorar tu cuerpo y darte placer más allá del desahogo rápido.

 

10. Ejercicios de crecimiento personal

Aprovechando que estas en tu retiro espiritual aislada del mundo es un fantástico momento para reflexionar e intentar pulir algunas cosillas que tengas pendiente. Si echas un ojillo por Internet podrás encontrar varios ejercicios de Coaching personal como hacer listados de cosas que te hacen sentir bien y mal, y otros tantos.

 

Y a tí, ¿se te ocurre algún otro planazo?