Felicidad… qué bonito nombre tienes, o eso dice la canción.

Todas las personas buscamos esa ansiada felicidad, esos momentos felices en los que hay pajaritos cantando y el aire huele a gominola (vale, tampoco hay que pasarse…). Pero por más que los buscamos siempre tenemos momentos en los que parece que todo se va a la mierda, que da igual lo que te esfuerces que es como si te hubiese mirado un tuerto.

Una ruptura de pareja, un familiar que se va, un amigo que ya no está ahí… son problemas externos que hacen que nos sintamos desilusionados o traicionados con el mundo -en general-.
No se porqué nos cuesta tanto recordar algo muy importante y es que, pase lo que pase, siempre debes quererte a ti mismo.

Ya estés deprimida, sola o pasando la peor racha del mundo, tú eres tu mejor amiga y tu gran compañera y, como buena amiga debemos tratarnos bien. Pero se nos olvida. Y cuesta. Cuesta quererse en esos momentos en los que te cuesta salir de la cama.

Pero, aunque tengamos ganas de fundirnos con el edredón, debemos recordarnos unas cuantas cosas:

  • En tus peores momentos verás quién debe estar en los buenos…
  • Todo pasa. Cada vez que llueve deja de hacerlo. Cada vez que te dañas te curas. Después de la oscuridad siempre hay luz. Nada dura para siempre. Si las cosas van bien ahora disfrútalas, no durarán siempre. Si las cosas están mal no te preocupes, porque no durarán para siempre tampoco.

  • El dolor es parte del crecimiento. Cuando tengas tiempos difíciles recuérdate a ti misma que el dolor no viene sin un propósito. Todo saldrá. Quizá no inmediatamente, pero sí con el tiempo.
  • La tristeza es algo positivo. Es una emoción tan necesaria como las demás. Te hace pensar, reflexionar sobre todo lo que te preocupa y hace que liberes esa tensión que tienes dentro. Así que ten paciencia contigo misma.
  • Cada pequeña lucha es un paso hacia delante. Cada paso hacia delante te hará sentir mejor que cualquier otra cosa que puedas imaginar. Te darás cuenta que la lucha no se encuentra en el camino, es el propio camino.

  • Escúchate. Pasar tiempo en silencio contigo misma puede darte esa tranquilidad que buscas.
  • Quédate con esa gente que te diga la verdad, con la que te sientas tranquila, la que te llene realmente.
  • Tu, y solo tu, eres capaz de curar el dolor de tu corazón. No busques en nadie esa responsabilidad.
  • La negatividad de los demás no es tu problema. No permitas que la amargura de otro cambie quién eres.
    Si cambias que sea porque quieres convertirte en alguien mejor y tener un futuro más brillante. La gente va a hablar, hagas lo que hagas. Así que preocúpate por ti misma antes que preocuparte por lo que otros piensan. Si crees en algo no temas luchar por ello. Haz lo que te haga feliz y estate con quien te haga sentir bien.
  • Todos los días pasa algo bueno. Aunque sea el peor de todos, siempre hay alguna cosa que nos hará sonreír. Ya sea un café calentito, una ducha relajante o ver que no tenemos ni un nudo en el pelo al peinarnos… tan solo hay que buscar esas pequeñas cosas.

Vive tranquila. Ama sin temor. Habla desde dentro. Trabaja, lucha y sigue adelante, pasito a pasito.
Y recuerda, nunca es tarde para emprender un nuevo camino, vivir una nueva historia o construir un nuevo sueño.