¿Soy la única loca que de tanto en tanto cierra los ojos fantaseando ser otra? Fantaseo con tener el cuerpo de otra manera, ser diferente y escapo de mi realidad hacia una que me resulte menos hostil… Pero nada de eso me alivia porque no puedo escapar y solo me queda el amar lo que soy aquí y ahora. Os dejo con este poema en prosa que habla justamente de eso:

A veces cierro los ojos y soy otra, distinta y tan distante de mí misma que me hayo sonriente, cómoda en esa piel que no me pertenece, que no puede estar más lejos de lo que soy yo. Aquí y ahora.

A veces cierro los ojos y me sorprendo pensándome en otra realidad. Una de más rosa, una de más fácil. Estoy allí, en ese rincón de la mente dónde haces planes y todos salen perfectos. Sin amarguras, ni dolor

Luego abro lo ojos y me preparo para el golpe. Para una realidad que golpea, y no sin piedad.

Estoy aquí, mojándome, con la ropa empapada adhiriéndose y remarcando, cómo una segunda piel, partes de mi cuerpo que pretendía esconder, que alguien (o tal vez una revista) me dijo que no se deberían ver.

Estoy aquí, esperando ese golpe, que de seguro dolerá. Pero no llega. Ese golpe no me alcanzará porque me percato de que amo el olor a tierra mojada, la melancolía que desprende un día gris.

Ese golpe no me dará a mí, no, porque he abierto los ojos y sé que de nada sirve añorar una piel que no sea la mía, tan especial; fiel reflejo que ilustra el paso de mis años.

Ese golpe no me dará a mí porque he abierto los ojos y se lo aburrida que puede ser una realidad en la que todo sea perfecto.

Yo quiero ser libre en los confines de mi propia piel. Yo quiero sentir el miedo del peligro cuando me arriesgo. Yo quiero colores, porque el rosa es más bello si contrasta con el negro.