Apología de la obesidad.

Sí, exacto. Lo que lees. Lo que estás leyendo es lo que mucha gente cree que hacemos: apología del estar gordo y que no nos importe, apología del comer mal, del engordar, de no estar sanos y de que no nos importe un pimiento. No son pocos los que piensan que ser gordo y quererse a uno mismo es sinónimo de algo terrible, sinónimo de merecer insultos y críticas y, ya que estamos, la muerte.

Pero… ¿esta gente está loca? ¿Acaso creen que nuestro objetivo en la vida es promover la gordura hasta el punto de que todos estén tan gordos como nosotros para, así, no tener que preocuparnos nunca más de nuestro peso?

Parece una locura, ¿verdad? Y no solo lo parece: lo es.

Es triste tener que explicarlo, muy triste. Es triste no poder usar la ironía y tener que decirlo todo directo, masticado y en bandeja. Y es que ya es hora de dejar de lado tanta tontería y empezar a darnos cuenta de que quererse a uno mismo debería ser una obligación, da igual si eres demasiado gordo o demasiado bajito, si te acomplejan tus arrugas o si te avergüenzas de la forma de tu nariz. Quiérete y quiere a tus imperfecciones, porque son tuyas y si tu no las quieres, nadie más lo hará.

Quiérete tanto que los demás se sorprendan. Quiérete tanto y sé feliz, tanto que a los demás se les pegue tu felicidad y tu forma de quererte. Haz apología de la felicidad, de la seguridad y, sobretodo, del amor propio.

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