En un debate cervecero de viernes a las dos de la mañana empecé a divagar sobre la palabra “no”. Al final, tras unas cuantas jarras, llegue a la conclusión de que todos sabemos decir que no, pero no nos atrevemos a hacerlo. Nos da miedo parecer egoístas, enfadar a los demás o ser objeto de crítica. A resumidas cuentas huimos del enfrentamiento.

No estoy descubriendo América cuando digo que hace falta más educación en asertividad, y prueba de ello es que probablemente la mitad de los que estáis leyendo esto no tenéis muy claro lo que significa ser asertivo.

La asertividad es una habilidad social que consiste en conocer tus derechos como persona y defenderlos con claridad, sinceridad y naturalidad, pero sin faltar al respeto ni atacar a los demás y, por supuesto, sin menospreciar el valor, las opiniones o los derechos de otras personas. Para entenderlo mejor imagínate una línea recta donde la asertividad es el punto medio y los dos polos opuestos son la pasividad –dejar que los demás decidan por ti–, y la agresividad –no respetar los derechos, sentimientos y opiniones de los demás–.

La falta de asertividad puede causar problemas, sobre todo en aquellas personas que son incapaces de decir que no. Da pie a un círculo vicioso de baja autoestima, hace que nos valoremos menos o que incluso los demás también lo hagan.

¿Cuándo, cómo y por qué decir “no”?

  • ¿De verdad se va a enfadar si dices que no?

Imagínate la situación del revés, es decir, siendo tú quien está pidiendo un favor. ¿Te enfadarías por un no? Habrá ocasiones en las que tu actitud parecerá egoísta, cada persona establece sus propios límites a la hora de decir no y lo que para ti es injusto para otros puede ser “un favorcito de nada”, por eso es muy importante la comunicación. Si te afecta demasiado la opinión delos demás, explícales lo que supone hacer ese esfuerzo para ti y hazles entender tus razones para decir no. Créeme, evitaríamos la mitad de las discusiones si nos abriésemos más a menudo.

  • ¿Por qué te cuesta tanto decir que no?

Aprovecha esta oportunidad para conocerte un poquito mejor. Algunas personas son incapaces de decir que no porque sienten que deben algo a los demás, un síntoma muy común de la falta de autoestima. ¿Eres una de ellas?

Si la respuesta es sí, párate a pensar en tus relaciones. Recuerda todas las veces que has acompañado a un familiar al médico, todas las cervezas a las que has invitado a tus colegas con mal de amores, todos los cafés post-polvo que has preparado durante una mañana resacosa. ¿De verdad crees que esas personas deberían sentirse en deuda contigo? Pues aplícate el cuento, no debes nada a nadie porque la amistad, el compañerismo y el amor se basan en dar sin esperar recibir nada a cambio. No actúes para que los demás te devuelvan el favor, hazlo porque tú quieres y porque a ti te llena. Ah, y aléjate de las personas-parásito que están junto a ti para sacarte toda la chicha y dejarte seco.

  • ¿Cuáles son tus prioridades?

Para atreverte a decir que no, debes saber diferenciar aquellas cosas que haces porque te llenan, las que haces por lo que los demás puedan pensar sobre ti, y las que haces para conseguir algo.

¿Cómo? Puedes hacer una escala de prioridades a papel con las tres situaciones descritas anteriormente.

Cosas que hago porque me llenan: le cuido los niños a mi hermana porque disfruto pasando tiempo con ellos y ella está muy liada.

Cosas que hago por lo que piensan los demás: le cuido los niños a mi hermana para que no piense que soy egoísta.

Cosas que hago para conseguir algo: le cuido los niños a mi hermana para que me deje el coche.

  • ¿Pierdes más de lo que ganas?

A partir de tu lista de prioridades debes evaluar qué pesa más, si tu esfuerzo y tu tiempo o la molestia que puedes causar diciendo que no. Es importante tener en cuenta a quien le estás haciendo el favor y la forma de actuar de esa persona contigo, no es lo mismo echarle una mano de manera puntual a tu madre que tener que tragar toda la mierda de tu compañero de curro día sí, día también.

Algunas preguntas que deberías hacerte:

¿Esa persona es lo suficientemente importante para mí como para invertir mi tiempo en ella?

¿Se está aprovechando de mí?

¿Estoy renunciando a algún aspecto de mi vida para satisfacer a los demás?

¿De verdad necesita mi ayuda o simplemente le da pereza hacerlo por su cuenta?

  • ¿Te obstaculiza en tu vida no saber decir que no?

Si crees que tus problemas de asertividad son un obstáculo para tu vida personal, social, amorosa, sexual o laboral, un psicólogo puede ayudarte. Recuerda que nuestro trabajo no es darte las respuestas, sino las herramientas para encontrarlas por tu cuenta.

Tips para atreverte a decir que no

  • Ya es hora de perder el miedo a lo que los demás van a pensar sobre ti. Rompe tu molde y haz una cosa nueva cada día, de esas que nunca te atreves porque te acojona el qué dirán. Puede ser algo tan sencillo como ponerte un pintalabios rojo y a medida que te vuelvas un experto plantando cara al miedo sube el nivel.
  • Acepta que la ansiedad es una parte importante de nuestra vida. A veces te vas a sentir nervioso e incómodo antes de decir que no, pero una vez lo dejes salir toda esa preocupación disminuirá notablemente. Como diría Elsa, let it go y no cedas ante la presión de decir que si, ya que así solo conseguirás mantener el problema.
  • Si una vez has dicho «no» te resulta imposible quitarte de la cabeza el “qué dirán”, mantén tu mente focalizada en las consecuencias negativas que habría ocasionado decir que sí. ¿De verdad habría compensado pasar por ese mal rato solo por el minuto de calma emocional que supone decir que sí?
  • Practica, practica y vuelve a practicar. Sácale partido a tu espejo y entrena tu asertividad. Imagina que estás viviendo uno de esos momentos en los que tienes –o quieres– decir que no y recrea la escena empezando desde las más facilitas hasta las que más ansiedad te producen. Presta atención tanto al lenguaje verbal como a la comunicación no verbal.
  • Diferencia aquellas personas que se merecen explicaciones de las que no. Normalmente, quienes intentan aprovecharse de ti te van a exigir una justificación para marearte y que acabes cediendo ante la presión. Mantente fuerte y no les des coba.

Y si todo falla no olvides que a veces es mejor decir no y enfadar a los demás, que decir sí y hacerte daño a ti mismo.

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