A ver, hija de mi vida, explícame ese titular que no lo entiendo. ¿Qué es un amiga golondrina? Es la que aparece en tu vida cuando las cosas no le van muy allá, como los pobres pájaros, necesita cobijo hasta que pase la tormenta y el duro invierno, que la abraces, que la protejas y que le digas que todo va a ir chachi piruli en cuanto se apaguen los fuegos. Pero luego llega el sol, las buenas rachas y cuando miras en su dirección sólo queda el rastro de las plumas que se le han desprendido al salir volando, sin avisarte y sin mandarte un triste wasap. Porque tu amiga, la golondrina, voló de ti en cuanto sus alas se recuperaron.

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Y el quid de la cuestión, ¿cómo sé yo si tengo de eso?

1. Si tu amiga sólo te llama para contarte sus penas pero celebra las alegrías lejos de ti.

2. Si nunca sale de ella preguntar cómo te van las cosas. O, si lo hace, sabes que es mera cortesía, la típica pregunta de introducción a la conversación sobre su vida y sus movidas volumen XXVI.

3. Si pasas de no saber nada de ella en semanas a convertirte en el centro de su vida durante una temporada para luego volver a desaparecer hasta la próxima rallada.

4. Si no te sale contarle las cosas importantes porque ¿para qué? No importa que la digas que tienes una entrevista súper importante en tres horas, se le va a olvidar porque «chica, ya sabes que soy muy despistada».

5. Y sobre y más importante, si lee a Bécquer. Me niego a pensar que alguien que se considera A-M-I-G-A es capaz de desaparecer de tu vida sin importarle lo más mínimo el nidito que le ayudaste a construir sin ninguna explicación. No, eso lo ha tenido que aprender en algún sitio y a falta de una justificación más razonable prefiero a echarle las culpas al autor de «Volverán las oscuras golondrinas» y, al igual que en el poema, que tu amiga se desengañe porque no habrá otra que la quiera como tú.

¡Buen viaje!

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