¿Recordáis aquella peli en la que la chica llevaba a casa a un chico negro y los padres flipaban porque no entendían por qué su hija salía con él? Esa peli se llama Adivina quién viene esta noche, y aunque es más vieja que el hilo de coser, a mí me impactó mucho cuando la vi. Primero, no entendí por qué los padres se cabreaban porque la chica saliera con un chico negro. Segundo, no entendí por qué se tenían que justificar. Luego creces, te echas novio y si te apetece y la cosa se pone seria, lo presentas en casa. Y según sean tus padres, revives la maldita película non stop, y todos tus ‘No entiendo’ pasan a ser ‘Vale, ya lo entiendo’.
Mis padres soñaban con verme con un médico, abogado o economista, y yo, que no soy nada de eso, solo me he juntado con diseñadores, músicos, tatuadores, historiadores o ingenieros (pero no de los normales, de los que son raros a morir y presentarlos es árdua tarea). Soñaban con verme con alguien bien vestido, afeitado y repeinado, y yo solo me he juntado con barbudos, melenas, y jarcoretas con la chupa llena de parches. 
Me veían con un hombre mayor que yo, con estabilidad laboral y con ganas de asentarse y tener hijos, y yo me he juntado con hombres de mi edad, 10 años menores que yo, con trabajos inestables o estables pero de esos que se tienen que ir a la China a currar, o estudiantes. Vamos, soy una visionaria y una winner en toda regla.
Nunca me han importado esos temas, por eso cuando presento a alguien a mis padres, intento trasladarles mi poca preocupación por el trabajo/dinero/imagen que tienen (ojo, que no salgo con cualquiera, tengo mis requisitos, pero ya me entendéis). Pero a ellos les cuesta más el proceso. ‘Rebeca este chico no tiene trabajo fijo’, ‘Rebeca este chico es un muerto de hambre’, ‘Rebeca, ¿por qué va con los pantalones tan apretados y esa barba que no le deja ver la cara, como si algo ocultase?’, ‘Rebeca esto no tiene futuro’. 
Y yo, que soy muy de letra menuda y de palabrerío, siempre contesto lo mismo:
– Yo sí tengo trabajo fijo, pero también me puedo quedar sin él. Y él no tiene trabajo fijo, pero puede encontrar uno mejor que el mío.
– No es un muerto de hambre, se mantiene en pie y hasta me invita a Kinder Buenos.
– Va con pantalones apretados como yo, porque los pantalones con pinza están fuera de nuestro target. La barba es como la que tú, papá, te dejas siempre. Ya he visto su DNI, sin barba, y no oculta nada, quizás oculta una papada o una barbilla fea, como yo oculto mis ojeras con el corrector.
– ¿Qué es el futuro? ¿Alguien sabe lo que va a pasar? ¿Sabías tú con mi edad las cosas que te pasarían? Por mucho que planees tu vida, por mucho que quieras algo, la vida te lo puede quitar/cambiar de un golpe.
– ¿Os imagináis, que sus padres, me mirasen como le miráis vosotros a él solo por mis pintas o porque mi sueldo es de mileurista? ¿Os dolería, verdad? Pues esta persona es el hijo de alguien que lo ha intentado hacer igual o mejor que vosotros.
Solo quiero ser feliz con la persona que me hace feliz. Da igual que tenga más dinero o menos, que vista de una u otra manera, o que tenga un trabajo más típico o menos. Lo importante es que él me hace ser la persona más rica del mundo, con las risas que me contagia, con los mimos que me regala y con la seguridad que me da cuando me abraza. Claro que quiero lo mejor, claro que quiero dinero y estabilidad, y un futuro bonito. Pero eso no va a depender de mi pareja, va a depender de MÍ, de mi trabajo, de mis constancia, de mi esfuerzo y, en definitiva, de mis decisiones.
Así que cada vez que tengáis que presentar a vuestra pareja, pensad así, nadie va a condicionaros, solo vosotros tenéis el poder para conseguir lo que sea en la vida. Vuestra pareja, al fin y al cabo, es el compañero que va a compartir el resultado de esas decisiones :)
