Cómo nos gusta una palabra en inglés, pero por si alguien no se ha enterado todavía, el fat-shaming es lo que toda la vida se ha llamado «reírse de una gorda», es decir, avergonzar a una persona porque su cuerpo es más grande de «lo normal», lo que la sociedad considera normal, el maldito canon estético de nuevo.

En Weloversize estamos bastante hasta el coño de los trollcitos que sienten la necesidad de realizarse como personas intentando avergonzar o insultando directamente tanto a nosotras mismas como a muchas de las modelos cuyas fotos compartimos en nuestros perfiles en redes sociales. Pero como somos positive hasta para estas cosas, nos hemos tenido que agarrar fuertecito al lado positivo de todo esto: lidiando con tontosdelculo reforzamos nuestra autoestima y nuestro sentimiento de comunidad, ya que la mayoría de vosotros siempre nos habéis apoyado cada vez que hemos denunciado a un/a gilipollas.

Sin embargo, no todo son rosas, sirenas y unicornios. Hay días en los que ya te levantas tú con el pie izquierdo y el comentario de turno, que en cualquier otro momento simplemente te hubiera sacado una sonrisa de superioridad moral evidente y más que justificada, te acaba de arreglar el día. Nos encanta exponernos en las redes sociales porque realmente creemos (y lo creemos porque vosotras nos escribís a diario contándonoslo) que estamos ayudando a la gente, que estamos cambiando algo (aunque el cambio es más lento que una tortugui, pero bueno, siempre positive para todo) y que os estamos animando a cambiar. Pero, seamos sinceras, los comentarios malintencionados también nos hacen daño. No somos de piedra, aunque estamos supermazizas.

La web Revelist ha querido contactar con varias bloggers plus size para tratar abiertamente este tema. ¿Cómo se sienten ellas ante tanto ataque gratuito a través de las redes sociales?

Jessica Torres contesta así de claro: «Los extraños me odian simplemente porque no me odio a mí misma»

Y es que esto es el pan nuestro de cada día, y no es algo exclusivo de las gordas. Tenemos que aceptar que hay gente tan miserable que, como se odian a muerte a sí mismos (por lo que sea) no te van a permitir que tú seas feliz. Sobre todo estando así de gorda.

«Hace unos meses, me dijeron que se había creado un grupo en Facebook con el único propósito de ridiculizarme y reírse de mí», cuenta Jessica.

MUY JEVI. Esta blogger sigue contando que, por mucho que trata de evitarlo, a veces tanta negatividad llega a afectarle. «Llegué a cerrar mi Facebook durante varias semanas».

Gabriella Lascano reconoce que cuando va por la calle mucha gente se le queda mirando y a veces se ríen de ella, y muchas veces oye como hablan de ella a sus espaldas.

«Online, no me parece para tanto, pero cuando voy en el metro y noto cómo todo el mundo se me queda mirando siento que me tengo que poner en guardia. Quizás por eso los comentarios negativos que me hacen en las redes sociales no me hacen daño, porque estoy acostumbrada a lidiar con ellos por la calle».

Generalmente tendemos a pensar que es mucho más fácil meterse con alguien por internet porque no estás dando la cara, no tienes a la persona enfrente. Insultar por internet a una persona es bastante de cobardes, pero reírte de alguien a quien no conoces por la calle ya me parece el colmo de los colmos: el colmo de la mala educación y de la mala leche.

«Uso el bloqueador de comentarios de YouTube e Instagram, así me aseguro de que los comentarios negativos son eliminados inmediatamente».

Alysse Dalessandro se lleva la peor parte «he recibido mensajes en los que me decían que me suicidase, y un montón de mensajes de índole sexual que me han hecho sentir muy insegura».

Ya salió el premio: ¿qué es peor: que te llamen gorda de mierda y te digan que das asco… o que tengas a una horda de babosos que no dejen de incomodarte con sus mensajes guarrindonguers? Bueno, en este caso, lo peor, claramente, es decirle a una persona que debería de suicidarse. ¿Qué clase de vida llevas para llegar a ese extremo? Es terrorífico.

«He recibido comentarios negativos desde que empecé a mostrarme en las redes sociales. Yo los divido en dos tipos: los de personas que odian los cuerpos gordos y los de personas que sienten deseo hacia las personas gordas. En cualquiera de los dos casos yo me siento tratada como un objeto. Para estos trolls, mi cuerpo solo existe para odiarlo o para sexualizarlo».

Además, Alysse ha tenido que ver cómo sus imágenes eran robadas para crear memes gordofóbicos o antifeministas. Esto ha sido, confiesa, lo que más daño le ha hecho.

Imagen destacada: Alysse Dalessandro