Querido adolescente:

Ponte aparato. En serio. Es el punto de partida de todo. No sabes los dolores de cabeza, de mandíbula y de bolsillo que te vas a ahorrar cuando seas mayor si lo haces ahora. Quien dice ponerse aparato dice ponerse gafas o ir al fisio: hazlo. Lo agradecerás con los años, además de que nadie piensa que eres idiota por hacerlo.

Dicho esto, nadie piensa que eres idiota en ninguna otra circunstancia. En serio. Uno se pasa las noches traumatizado pensando en que los demás están juzgando nuestros actos y decisiones cuando en realidad nadie está pensando en nosotros. Nadie. Con esto en mente,

Píntate el pelo de verde. De verdad. Quien dice pintarse el pelo de verde dice hacerse dibujitos con rotu en los brazos, escribir poemas en los márgenes de los cuadernos, formar la banda de rock “Las Chicas Cilindro” y cantar como un desgraciado en el garaje o el salón. Lee todos los libros, escucha todos los discos, visita todos los museos. Experimenta siempre con la persona en la que te estás convirtiendo e insiste en destacar: si sólo buscas encajar y te escondes mucho tiempo, corres el riesgo de perderte para siempre. Busca incesantemente aquello en lo que eres magnífico, pero recuerda:

No podrás ser el mejor en todo. No dejes que eso te paralice. Solo tienes que ser tu mejor tú, y eso es más que suficiente.

No le tengas miedo a sentir miedo. Enfréntate al miedo. Siéntelo, pero con la certeza de que no durará para siempre. Algunas de las mejores cosas del mundo pasan cuando uno está cagadísimo. De verdad.

Dí que sí. Haz cosas nuevas. Cosas que no habías hecho antes. Genera recuerdos, anécdotas, aprendizajes. Y haz algo muy importante:

Enamórate. Hazlo sin dignidad, como sólo se enamora uno en la adolescencia. No volverás a sentir eso nunca más en la vida así que lánzate a sentirlo y lánzate al cuello de ese chico, que estará igual o más nervioso que tú. Con seguridad no será para siempre, pero no será el fin del mundo.

No eres tan feo como crees. Arriba ese autoestima, y para eso:

Quiérete antes de que el resto te quiera. Mientras no te acuerdes de esta importante ley, tendrás todas las prioridades del revés.

No seas cruel. En cambio, sé generoso. Sé agradecido. Sé positivo. El mundo está lleno de gente amargada que cree que el mundo les debe algo: no te conviertas en uno más.

Eso sí: haz estupideces, pero no hagas “estupideces”. Tú me entiendes. Toma decisiones arriesgadas, pero haz los deberes. Recuerda que nadie piensa que eres idiota, pero procura no dar motivos para que lo piensen.

Busca amigos que sean como tú quieres ser. Uno se vuelve como la gente que tiene alrededor, así que aférrate a gente buena. Gente que te haga sentir bien. Gente que te haga ser mejor. Gente con la que no te de miedo caerte y volverte un puto coñazo en alguno que otro día gris.

No te preocupes demasiado por el futuro. Como sea que lo imagines, lo más probable es que termine siendo completamente diferente. Por eso,

No salgas de la niñez prematuramente. No entres a la adultez antes de tiempo. Serás adulto todo-el-resto-de-tu-vida, pero ser adolescente sólo dura un puñado de años. No dejes demasiado pronto esta etapa que -para bien, para mal- configurará el resto de tu vida de más maneras de las que imaginas.

Y si no sabes por dónde empezar, empieza por el principio: ponte aparato. En serio. Es el punto de partida de todo.