Mark Twain parió Consejos para niñas pequeñas en 1865. Una pequeña gran obra que invitaba a las chicas a ignorar las restricciones impuestas por la sociedad y a pensar por sí mismas. Incluye consejos de este talle: «Si tu madre te pide que hagas algo, no está bien decirle que no. Es preferible y más conveniente darle a entender que harás lo que te ordena, y después proceder con discreción según los dictados de tu sabio criterio». El señor Twain sabía lo que se hacía… pero sobre este manual de rebeldía inteligente ya han caído demasiados abriles, así que esta adoles-treinta se propone desempolvarlo con un decálogo de máximas para chicas del siglo XXI. Está escrito en clave para adultos, pero si hay por aquí alguna mamá, tita o hermana mayor, sabrá hacer de hilo conductor:

Fotograma de la película 'Quiero ser como Beckham'
Fotograma de la película ‘Quiero ser como Beckham’

1.- Las ‘cosas para niñas’ no existen. No dejéis que os digan que podéis hacer y que no. Eso de que los chicos jueguen al fútbol mientras que las chicas práctican baloncento o gimnasia rítmica ya pasaron. Y si no que se lo digan a Milene Domingues. Si os gusta el ballet, ¡adelante con él!, pero no dejéis que os ponga límites. Subíos a los árboles, ensuciaos la ropa, utilizad las palabras que os vengan en gana y conquistad todos los colores, además del rosa. No renunciéis a vuestra ambición de comeos el mundo entero. De vosotras depende que se redefina lo ‘femenino’.

2.- Olvidaos de los cuentos de hadas. Creedme, es mucho más divertido ser la que se sube al caballo en busca de aventuras que quedarse en una torre con una fantástica trenza a esperar que un tipo trepe por ella. Pasad de los trepas, de la vida contemplativa y de los amores facilones. Ya veréis Pretty Woman más adelante, pero os aseguro que eso de los caballos blancos ya no se estila, ni siquiera en versión motorizada. Las cosas se pondrán más sencillas para vosotras si desde ya os hacéis a la idea de que lo suyo es buscar un compañero, en lugar de un salvador.

brave3.- No somos princesas. Lamento ser aguafiestas, pero si os pinchais con una aguja no saldrá sangre azul y lo de Letizia no pasa muy a menudo (¡ni ganas!). En esta vida hay que mancharse las manos, así que dejaos de ser estiraditas y mimadas porque las mujeres del siglo XXI son auténticas superwomans que se levantan temprano para ponerse monas, prepararse el tupper, currar 12horas, hacer equilibrios con el presupuesto, limpiar la casa los fines de semana y de ahí tiene que salir tiempo para salir de fiestuki. Eso no lo aguanta una princesita moñas, así que agarráos los machos y que no se os caígan los anillos, ni me pongáis la manita lánguida a lo Lomana. Creced como guerreras.

4.- No me jodáis, vuestro ídolo NO PUEDE SER alguna pringui del Disney Channel como Hannah Montana. Estoy segura de que a estas alturas es un ejemplo desfasado, pero tampoco me vale Violetta ni los otros 20 clones que se hayan inventado de niñas monas y muy obedientes. Decidle a papá y a mamá que os presenten a Arya Stark y Sally Draper. A lo mejor ahora no las entendéis muy bien, pero en el futuro os gustarán.

arya-stark5.- Qué vuestra meta no sea ser hermosas. Si, vale… Está bien ser guapa y conseguir un tipazo a veces puede tener mucho mérito, pero no somos elementos decorativos. La belleza debe ser un complemento en vuestro verdadero reto que debe ser estar bonitas por dentro. Puede sonar a topicazo, pero una mujer que vale la pena lleva la cabecita bien amueblada, es inteligente, divertida, tiene un mundo interior rebosante y muchas ganas de mostrárselo al mundo.

6.- No veas en los chicos al enemigo. Pueden ser muy petardos a ciertas edades, es verdad. Se ponen muy pesaditos con el rollo de levantar la falda y a veces son unos brutos… pero algunos de ellos crecerán y se convertirán en tus mejores amigos en algún momento. Esto de darle a los generalismos puede ser un comodín fácil y hasta divertido en ocasiones, pero la realidad es que no todos son iguales. Hay que saltarse las barreras del género, los estereotipos y buscar otros compañeros de juego. Podréis aprender los unos de los otros.

7.- Rajar de otras mujeres está prohibido. En España vamos de progresistas y a los mayores (políticos, especialmente) se les llena la boca con eso de la igualdad, pero la verdad es que todavía no es fácil ser mujer, así que no vale ponernos la zancadilla entre nosotras. A veces es muy tentador ponerse criticona con la que se deja ir con el físico, o la que deja atrás sus sueños para dedicarse a un chico… o a su familia.. ¡¡uuuhhh, si, son cosas de muuuy mayores!! Pero haced un acto de fe y confiad en mi: con el tiempo os daréis cuenta que no es tan fácil juzgar a los demás. Así que si no podéis apoyar a la chica en cuestión, por lo menos ahorraos eso de darle vía libre a la lengua viperina.

Mafalda y su madre8.- Querrás a tu mamá por encima de todas las cosas. Este punto, que parece muy obvio, a la mayoría se nos olvida en la adolescencia. Las madres pueden ponerse muy protectoras y no la dejan a una hacer nada de lo divertido…. pero luego acabarás por darte cuenta que tu madre ya pasó por todo eso mucho antes que tú y que sabe dónde vas a pegar el tropezón. Es cierto que una tiene que pegarse unas cuantas leches por su cuenta, pero las querréis más y las entenderéis mejor según vaya pasando el tiempo. Comprenderéis el por qué de muchas cosas. Las mamás son más sabias que un maestro Jedi.

9.- Mantened vuestra personalidad. ¿Quién quiere ser una fotocopia? No dejéis que os vendan la historia esa de que una mujer tiene que ser de una determinada manera. No hay una mujer perfecta. No hay dos mujeres iguales. Y por eso, merece la pena que defiendas tus individualidades. A lo mejor que te guste llevar el pelo corto o hacerte tu propia ropa es lo que te hace diferente. ¿Sabes por qué? Todo son expresiones de tu personalidad. Así que no hagáis que se apague. Es vuestra lucecilla.

10.- Los mandones no molan. Seguro que en vuestro cole hay algún niño abusón. Dan mucho mal rollo, pero al final son unos bocazas que no tienen media-guantada. Si no les reís las gracias y os unís contra ellos, están perdidos. Cuando nos hacemos grandes, sucede a veces que elegimos como novios a un chico que acaba convirtiéndose en nuestro propio abusón a domicilio. Hay que plantarles cara, dejadlos fuera de vuestra vida, porque vuestras alas son preciosas y no son quién para cortarlas. Volad libres. En el mejor de los casos, madurarán y se darán cuenta de que la cagaron, pero no se llevarán el brillo de vuestros ojos en ese proceso de cambio.